Un Ayuntamiento compra 183 autobuses eléctricos y no puede usarlos por el frío

Las bajas temperaturas que se alcanzan en el norte de Europa afectan a los autobuses eléctricos, que forman parte del transporte público.

autobuses eléctricos
Los autobuses eléctricos en Oslo han dejado de cubrir ciertas rutas por el frío. | Solaris

Los ayuntamientos están invirtiendo en vehículos eléctricos y de emisiones reducidas para mejorar los niveles de contaminación en las ciudades. Muchas localidades han incorporado autobuses eléctricos a sus flotas de transporte público.

Pese a las ventajas que pueda tener esta decisión, también hay que sopesar los contras de apostar por este tipo de vehículos, sobre todo para el uso público. El frío puede mermar considerablemente la autonomía de los autobuses eléctricos, lo que afecta a la movilidad de los ciudadanos.  

En los países nórdicos, como Suecia, Finlandia o Noruega, las temperaturas están alcanzando picos de hasta 40 grados bajo cero este invierno. Es habitual que en estas zonas del norte de Europa los termómetros marquen los -10 ºC, llegando a los -20 ºC sin que la situación se considere excepcional.

Autobuses eléctricos sin uso

Algo que es tan habitual en las regiones nórdicas está planteando problemas en el transporte público. Por ejemplo, en Oslo no se están pudiendo utilizar los autobuses eléctricos en los que el Ayuntamiento ha invertido más de 911 millones de euros.

Un portavoz de la compañía que gestiona el transporte público en Oslo ha declarado que un centenar de rutas cubiertas por estos autobuses eléctricos han tenido que ser canceladas por motivos climáticos.

Y es que el frío afecta a las baterías de los vehículos eléctricos, incluso parados, mermando las autonomías. Se calcula que la pérdida es de entre el 30 y el 40% si las temperaturas bajan de los -12 ºC.

El pasado mes de abril de 2023, el Ayuntamiento de Oslo compró 183 autobuses eléctricos de la marca Solaris por 100 millones de dólares (unos 911 millones de euros al cambio).

Estos vehículos cubren las rutas más transitadas de la ciudad y son utilizados por más de 150.000 personas al día. Lo que en su momento se consideró una decisión positiva a efectos medioambientales, en invierno se ha convertido en un problema.

Huella de carbono cero

Los autobuses no pueden cumplir con sus funciones en los días más fríos de Noruega, lo que hace urgente encontrar soluciones. Una de ellas sería incorporar calentadores diésel para que las baterías no perdieran autonomía, una medida cuanto menos contradictoria, pero mejor que tener los vehículos paralizados.

Noruega es uno de los países con una mayor cuota de vehículos eléctricos, cerca del 80% del parque. Para finales de este 2024, el Gobierno noruego quiere reducir a cero la huella de carbono del tráfico. Sin embargo, sus condiciones climáticas suponen un reto para este tipo de motores, tanto en el transporte público como para particulares.

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