Cómo afecta el frío a la autonomía de los coches eléctricos

Las bajas temperaturas, al igual que el calor, influyen en la capacidad y el funcionamiento de las baterías de los coches sin emisiones.

coche electrico carga bateria
Lo ideal es mantener la carga de la batería entre el 20 y el 80% | Getty Images

¿Por qué la autonomía de un coche eléctrico disminuye con el frío? La oscilación de las temperaturas no es beneficiosa para ningún tipo de coche, pero menos aún lo es para los eléctricos.

La razón está en que tanto el frío como el calor afectan al funcionamiento de uno de los componentes principales del coche eléctrico: la batería. Las cifras de autonomía de los coches eléctricos se pueden ver mermadas por varios motivos y la bajada de las temperaturas es uno de ellos.

El club de automovilistas RACE apunta que el rango de temperatura para funcionamiento óptimo de la batería está entre los 15 y los 25 grados centígrados. Por debajo o por encima, el rendimiento de la batería se verá afectado y, hablando de frío, la pérdida de capacidad es de hasta el 20%.

Pérdida de autonomía con el frío

Las baterías almacenan energía gracias al paso de electrones que se produce dentro de las celdas. En cada celda hay un electrolito y dos placas con polo positivo o ánodo y polo negativo o cátodo. Los electrones pasan del ánodo al cátodo a través del electrolito durante la carga y la descarga.

¿Cómo afecta el frío en todo este proceso? Pues ralentizando el paso de los electrones. Conforme baja la temperatura, mayor es la resistencia interna del electrolito. Y cuanta más resistencia oponga el electrolito, más difícil lo tienen los electrones para pasar desde el ánodo al cátodo.

¿En qué se traduce está reducción del paso de los electrones? En una menor potencia, un menor rendimiento y una menor autonomía. Es decir, que cuando hace frío, lo normal es que la autonomía de la batería del coche eléctrico sea menor y que, además, cueste más tiempo recargarla.

Por otro lado, el aumento de la resistencia del electrolito genera calor, lo cual supone un problema añadido. El calor generado es resultado de una pérdida de electricidad, que se está transformando en energía calórica.

Los fabricantes intentan aislar las baterías para que no acusen tanto los cambios de temperatura, pero es cierto que contra el frío hay pocos sistemas que valgan. Por el contrario, cuando hace calor, entra en juego el sistema de refrigeración, ya que el riesgo de la batería ocasione un incendio aumenta al mismo ritmo que los grados del termómetro.

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