¿Cuál es el punto de congelación del diésel y la gasolina?

Las bajas temperaturas afectan a la mecánica del coche y también al estado de algunos líquidos y lubricantes, entre ellos, los combustibles.

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Un manguera de gasolina 95 repostando un coche.

Ya se empieza a sentir la bajada de las temperaturas y muchas mañanas el termómetro amanece apuntando cerca de los ceros grados centígrados en muchas partes de España.

El frío excesivo, al igual que el calor fuerte, no es bueno para los componentes del coche. Una de las piezas que más puede sufrir la bajada de las temperaturas es la batería, cuyos procesos químicos internos se ralentizan con la caída del mercurio.

El sistema de la calefacción también puede sufrir por un sobreesfuerzo y ciertas piezas son susceptibles de llegar a congelarse. Por ejemplo, no es difícil que los limpiaparabrisas se queden pegados al cristal y se rompan al intentar despegarlos.

¿El combustible también puede alcanzar el punto de congelación? Sí, pero no llega a quedarse en estado sólido. Eso sí, la gasolina aguanta mucho más que el diésel las bajas temperaturas.

A partir de los -10 °C

El punto de congelación de la gasolina esta en los -107 °C, así que es imposible que este combustible llegue a congelarse. A partir de los -40 °C la gasolina sí puede llegar a cristalizarse y esos cristales obstruirían el filtro del combustible. Este no es un problema al que vayan a enfrentarse los conductores españoles, pero es un dato a tener en cuenta.

El diésel, por otro lado, tiene un punto de congelación en torno a los -10 °C. Esta temperatura, aunque no habitual, es muy fácil encontrarla en zonas de montaña o regiones muy frías de España.

Cuando se habla de punto de congelación, sin embargo, no significa que el gasóleo pase a ser un bloque sólido. La parafina que suele incorporar este carburante se cristaliza, un proceso que espesa el diésel. Este cambio de estado provoca que el gasóleo sea más denso y no fluya bien por los conductos que lo inyectan en el motor.

Qué hacer si el diésel se congela

Ya que es el carburante que más probabilidades tiene de congelarse, es importante tener presente qué hacer si las temperaturas bajan por debajo del punto de congelación del diésel.

Lo más sencillo es esperar a que suban un poco las temperaturas y, de esta manera, el gasóleo recupere poco a poco su fluidez natural. Como esto no siempre será posible, se puede recurrir a una ayuda extra.

En las gasolineras de las zonas de montaña es posible encontrar gasóleo con aditivos que bajan el punto de congelación del diésel hasta los -17 ºC. Esto da un pequeño margen que, aunque parece discreto, puede marcar mucho la diferencia.

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