Mucha polémica está generando en los últimos años los incendios que se producen en los vehículos que se mueven con energía eléctrica. Esto ha llevado a bastantes conductores a pensar que los vehículos eléctricos arden en demasía comparados con los que montan un motor diésel o gasolina. Pero nada más lejos de la realidad.
Los coches y motos modernos, gracias al avance en los sistemas de seguridad, han reducido de manera significativa el riesgo de incendiarse respecto a los modelos de hace décadas. De hecho, según el último estudio de la Agencia Sueca de Contingencias Civiles (MSB), los coches eléctricos presentan una probabilidad hasta 20 veces menor de sufrir incendios en comparación con los coches de gasolina o diésel.
Aunque no hay que olvidar que cuando un vehículo eléctrico arde, es muchísimo más difícil sofocar el fuego. Debido a las reacciones químicas, pueden arder durante días. Por ejemplo, el departamento de bomberos de la ciudad de Sacramento (Estados Unidos), necesitó 23.000 litros de agua para apagar un Tesla, cuando habitualmente necesitan solo unos 2.700 litros. Diez veces menos.
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El problema cubano
Conociendo estos datos sobre los vehículos eléctricos (que tienen una probabilidad hasta 20 veces menor de sufrir un incendio) se antoja difícil comprender que en Cuba hayan sucedido más de 300 incendios de motocicletas eléctricas en lo que va de año. Una cifra importante comparada con el número de vehículos de este tipo que funcionan en la isla.
Los datos de la web Cubadebate, que manejan cifras oficiales, son alarmantes. Se producen casi dos incendios diarios de motocicletas sin emisiones. Lo que, además, causa un enorme peligro para la vida de sus propietarios. Este no es un fenómeno nuevo. Desde 2019, que empezaron a llegar en masa este tipo de motos a la isla caribeña, los bomberos han combatido más de 3.000 incendios.
Uso intensivo
Según Jelsy González Longo, especialista de la Dirección Nacional contra Incendios, la principal causa que lleva arder sistemáticamente a las motos eléctricas, es el uso intensivo al que le someten los conductores. El propio González Longo advierte que cuando el litio se descompone en el interior de las celdas de la batería eléctrica, se produce un fenómeno llamado escape térmico.
Este fenómeno provoca un sobrecalentamiento y comienzan a prender todos los elementos que se encuentran alrededor. Así, la batería puede explotar aunque no se esté cargando en esos momentos y sin ser el litio un material combustible, ya que experimenta un daño en sus celdas.
En palabras de González Longo: “Al romperse las celdas de litio e interactuar estos gases con el oxígeno, los vapores pueden llegar a alcanzar hasta 700 grados centígrados”. Y continúa: “Los ciclomotores, por lo general, están compuestos por plástico y goma, lo que provoca que ardan y expelan gran cantidad de humo tóxico”.
Medidas para contener los incendios
Las autoridades de Cuba han puesto el foco sobre este problema y están alertando sobre las consecuencias de los incendios a los propietarios de las motos eléctricas, ya que no solo el fuego ha provocado víctimas. El humo tóxico que inhalaron las personas que se encontraban cerca de las deflagraciones también ha dejado un reguero de afectados.
Así, han prohibido la manipulación de las baterías de estos vehículos. Muchos poseedores de patinetes o motos eléctricas por todo el mundo, manipulan mediante unos sencillos pasos la batería para hacer que el vehículo mejore sus prestaciones. Una práctica habitual en la isla caribeña.
Además, inciden en dejar enfriar la batería de la moto a temperatura ambiente, antes de comenzar su carga. Igualmente, también recomiendan que pierda temperatura antes de iniciar un recorrido, después de haberla cargado.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.