TCE, el laboratorio de Seat que no descansa nunca

El Test Center Energy de Martorell (Barcelona) desarrolla y prueba las baterías y los componentes eléctricos que equipan los nuevos vehículos a pilas.

TCE Seat
Un Cupra en el laboratorio TCE de Seat.

En su nuevo centro de Martorell (Barcelona) especializado en baterías, Seat realiza hasta 6.000 análisis al año de todos los componentes necesarios para desarrollar la tecnología electrificada. Los ensayos estudian no solo las baterías, sino también otros componentes fundamentales de los coches eléctricos como son los cargadores y los elementos de seguridad.

En total son 1.500 metros cuadrados de superficie dedicados especialmente a los desarrollos eléctricos de las marcas Cupra, Seat y Seat Mò.

Pero el Test Center Energy también sirve para mejorar el rendimiento de sistemas aplicados en las otras marcas del Grupo Volkswagen. Una exigencia que obliga a mantener las instalaciones abiertas las 24 horas durante 365 días al año.

El centro, pionero en este tipo de investigaciones, dispone de una capacidad de ensayo de 1,3 megavatios, el equivalente al consumo de 350 vivienda con todos sus dispositivos eléctricos funcionando al mismo tiempo o al de 100.000 teléfonos móviles cargando al mismo tiempo.

Placas solares y paneles orientables

Para garantizar el suministro constante de energía a las instalaciones, el TCE dispone en su cubierta de 120 placas solares que ahorran mensualmente 39 toneladas de emisiones de CO2. Además, el interior del centro autorregula su temperatura mediante 95 paneles orientables en su fachada que se abren o cierran de forma automática para aprovechar la luz exterior de la forma más eficiente.

Dentro del edificio se disponen cinco bancos de pruebas y otras tantas cámaras climáticas donde se reproducen todo tipo de situaciones que puedan afectar a las baterías, tales como fuertes pendientes, cambios bruscos de la velocidad del vehículo, impactos de la amortiguación sobre terrenos bacheados o en situaciones climáticas extremas y que pueden ir desde los 25 grados bajo cero hasta los 55 positivos.

El objetivo es poner en situaciones límite a las baterías para garantizar su rendimiento óptimo a lo largo de todo su ciclo de vida, ya sea en países muy cálidos o donde se registren temperaturas muy bajas.

Antes de aprobar una nueva batería para su uso en algún vehículo del grupo, ya sean eléctricos puros o híbridos, el equipo del TCE la somete a 17.500 horas de pruebas y a múltiples ciclos de carga y descarga bajo diferentes circunstancias para monitorizar en tiempo real su comportamiento general y el de los módulos que la componen. Y en general, cada proyecto de desarrollo de una batería requiere 900 pruebas en condiciones estáticas y otras 2.500 en movimiento.

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