Todos ofrecen cuatro plazas, algo limitadas las traseras. Delante son cómodos, pero el Mercedes lleva el salpicadero pegado al parabrisas y da más sensación de amplitud. Las banquetas del Lexus son más estrechas y presionan los muslos. El BMW ofrece las plazas traseras más amplias, con más altura, anchura y espacio para las piernas. Le sigue el Audi, con un acceso cómodo y menos altura y espacio para las rodillas.
En el Mercedes se toca en el techo y el asiento es pequeño. Y el espacio para los pies y piernas del Lexus depende de la estatura de los pasajeros de delante. El Audi ofrece también el maletero más grande y aprovechable, seguido del BMW, y los del Mercedes y el Lexus son más justos: llevan una barra de refuerzo detrás de los respaldos que resta espacio.
El A5 está mejor acabado, con un aire moderno y ordenado. Aunque parece algo simple, porque reduce los botones al mínimo, incluye plásticos y materiales más vistosos que realzan el ambiente. El Lexus está muy bien presentado, con un estilo lujoso y refinado. El salpicadero y la consola central no están tan elaborados, pero la tapicería de piel crea un ambiente sofisticado.
El BMW está bien acabado, con materiales y ajustes de calidad, pero con un aspecto más visto y recargado. Y el Mercedes transmite mucha calidad y solidez, con una buena instrumentación, adornos cromados y muchos detalles, pero algunos plásticos rugosos del salpicadero y las puertas le restan clase al conjunto.
El Lexus es el más cómodo y el único de la prueba que llevaba la suspensión de serie: absorbe mejor los baches y resulta más suave y cómodo en todos los pisos. Los otros equipaban las suspensiones deportivas opcionales, siempre más enérgicas, en especial la del Mercedes, algo más seca que las demás. El RC es también muy silencioso, desde la mecánica a la rodadura, el BMW y sobre todo el Audi están bien aislados y el Mercedes deja sentir más el sonido y las vibraciones del motor diésel.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram