¿Cómo funciona el detector de fatiga en los coches?

La somnolencia al volante es una de las causas más habituales de siniestralidad en España, con consecuencias generalmente graves.

Ayudas a la conducción
El cansancio aumenta el riesgo de accidentes.

La fatiga y la somnolencia mientras se conduce son dos de las mayores causas de accidentes de tráfico en España. Las cifras hablan por sí solas. La Dirección General de Tráfico confirma que entre el 20% y el 30% de los accidentes de tráfico están relacionados con este motivo. 

Además, en los accidentes causados por fatiga y somnolencia el riesgo de morir se duplica respecto al resto de siniestros. Los automovilistas, en todo caso, son conscientes del riesgo. Según datos de la DGT, el 77 % de los conductores considera que la somnolencia es igual o más peligrosa que el alcohol al volante.

La tecnología al rescate

Para minimizar los riesgos, el Parlamento Europeo ha impuesto a los fabricantes de automóviles que el detector de fatiga pase a ser un sistema obligatorio y de serie en todos los vehículos que se homologuen en la UE a partir de julio de 2022.

Este sistema es una de las grandes apuestas para reducir la siniestralidad en Europa junto con la caja negra. Esta tecnología, que también será obligatoria a partir de julio, recopilará información del vehículo y de sus ocupantes para, en caso de siniestro, saber lo ocurrido.

El objetivo marcado en el Viejo Continente es claro. Según las previsiones del programa Vision Cero, en el año 2050 se deben lograr desplazamientos por carretera sin muertes o lesiones graves.

¿Cómo funciona el detector de fatiga?

La finalidad del detector de fatiga es la de alertar al conductor antes de que pierda la capacidad de concentración al volante y pueda sufrir un accidente. Para ello le recomendará que realice una parada y descanse unos minutos. 

Existen diferentes tecnologías para actuar como detector de fatiga. La más común y sencilla es un avisador en el cuadro de instrumentos con forma de taza de café, que simplemente aparece cada dos horas para avisar al conductor. Pero hay otras mucho más avanzadas que incluyen cámaras de reconocimiento facial

Estas últimas escanean continuamente la cara del conductor buscando un exceso de parpadeos, cambios de postura, bostezos o desvíos en la dirección de la mirada. Así mismo, hay otras tecnologías que cuentan con sensores en el volante que miden la presión que ejercen las manos. Al detectar menos fuerza se activan unas señales acústicas para avisar al conductor.

De todas maneras, para los coches que no cuenten todavía con este tipo de tecnologías, la DGT aconseja parar cada dos horas o 200 kilómetros para estirar las piernas e hidratarse.

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