El temporal de viento que tiene a media Península en alerta amenaza la seguridad de los conductores y no solo por la lluvia. Conducir con viento es muchas veces igual de peligroso, sobre todo porque se trata de una amenaza invisible y además difícil de prever. Cuando la velocidad del viento alcance cifras amenazadoras (70, 80 o hasta 100 km/), conviene seguir algunas normas fundamentales, casi de supervivencia.
1. No coger el coche
El primer consejo elimina todos los demás: consulta la previsión del tiempo y valora realmente si es imprescindible conducir. Cuando la velocidad del viento supere los 70 km/h, la decisión más prudente es dejar el coche en casa. Porque es peligroso y, además, consumirás más combustible. En caso de que ponerse al volante sea inevitable, toma nota de las siguientes claves.
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2. Averigua la dirección del viento
Detectar la dirección del viento resulta fundamental para que puedas reaccionar con más tiempo y acierto. Fíjate en las mangas de viento de las autovías o autopistas o en los árboles para averiguar desde dónde sopla.
No obstante, aunque no tengas puntos de referencia también resulta fácil saberlo. Si notas que al coche le cuesta avanzar más de lo habitual, significa que el aire te da de frente. Por el contrario, si el coche va más ligero quiere decir que el viento empuja de cola.
Estas situaciones anteriores no son tan peligrosas, pero tampoco muy habituales: la carretera tiene curvas y tu colocación respecto al viento va variando. Siempre estarás expuesto, en un momento u otro, al viento lateral (que puede hacerte perder el control más fácilmente).
En todo caso, lo más peligroso es el viento racheado, porque esos cambios de fuerza afectan constantemente a la estabilidad del vehículo.
3. Menos velocidad y marchas cortas
Una norma fundamental para conducir con viento: más precaución y menos velocidad. El coche tendrá un mejor agarre a la carretera y la reacción ante una ráfaga fuerte será mucho más sencilla. Asimismo, para conducir con viento es recomendable un régimen alto de revoluciones (yendo en marchas cortas) porque la capacidad para controlar el coche aumenta.
4. Firmeza y suavidad
Agarra el volante con fuerza para que los cambios repentinos en la velocidad o la dirección del viento no se traduzcan en bandazos. A la vez, haz movimientos lo más suaves posibles, intentando corregir el empuje del viento con la dirección del volante.
5. Circula por el centro del carril
Cuando toque conducir con viento, colócate con en el centro del carril y vigila el empuje lateral del viento. Si estás en uno de los dos extremos del carril, una ráfaga inesperada podría hacerte invadir el carril contrario o acabar en la cuneta. Pon especial cuidado en carreteras secundarias, que son más estrechas y ofrecen menos espacio para reaccionar.
6. Cuidado con los adelantamientos
Cuando vayas a hacer un adelantamiento, el viento fuerte puede ponértelo difícil. Si pega de frente, frenará notablemente la velocidad de tu coche cuando salgas de detrás de la protección del vehículo precedente. Ten en cuenta esto para calcular el tiempo que tardarás en hacer la maniobra.
Si el viento es lateral (especialmente cuando adelantas a camiones y autobuses), la cosa se complica aún más. Si te viene por el costado derecho, el empuje desaparecerá de pronto al ponerte a la altura del vehículo adelantado: como estabas corrigiendo la dirección con el volante, en ese momento corres el peligro de acercarte en exceso al vehículo, como si de repente fueras absorbido. Una vez superado, el viento reaparece, con lo que el regreso a tu carril se dificulta.
En caso de que el viento venga de la izquierda, también puede empujarte hacia el vehículo que quieres superar.
7. Túneles y puentes
Cuando entras en un túnel dejas de estar sometido a la fuerza del viento y estás mucho más protegido, pero el peligro reaparece cuando sales del túnel. Y aumentado: no sabes si en ese punto el viento es mayor y ha cambiado de dirección.
En los puentes también hay que extremar la precaución porque las corrientes de aire suelen ser mucho más inesperadas, ya que te encuentras en un punto mucho más expuesto.
8. Si tienes un SUV, el peligro es mayor
Son los coches de moda y (casi) todo el mundo quiere uno, pero también tienen sus desventajas. Entre ellas, por ejemplo, que son más altos y su centro de gravedad está también más elevado. Por eso, conducir con viento un todocamino a veces puede resultar complicado. Por otra parte, su peso elevado contrarresta en parte esta desventaja.
Por supuesto, nada de llevar baca o un portabicis en días de viento: la estabilidad será muchísimo menor.
9. Atención a obstáculos inesperados
Las consecuencias de un temporal de viento son a veces desastrosas: árboles caídos, papeleras por las calles, bolsas volando, hojas y arena en la carretera… Elementos que nos pueden hacer chocar (directamente) o perder adherencia con el asfalto. Hay que estar vigilantes y, a ser posible, evitar zonas con árboles.
10. Cuidar los neumáticos
Los neumáticos siempre tienen que estar en buen estado, pero en situaciones adversas todavía más: es lo único que te sujeta a la carretera. Comprueba la presión y la profundidad del dibujo.
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