Cuando las temperaturas caen y el invierno se instala en las carreteras, la calefacción del coche se convierte en uno de los mejores aliados del conductor. No solo permite combatir el frío exterior, sino que también ayuda a crear un entorno cálido y confortable dentro del habitáculo, esencial para afrontar trayectos largos o madrugones gélidos. Sin embargo, este sistema tan útil puede esconder sorpresas desagradables si no se mantiene adecuadamente.
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Con la llegada del frío, muchos conductores encienden la calefacción del coche y se topan con un olor desagradable. No es solo una molestia: ese aroma puede ser señal de moho, bacterias y hongos que se han instalado en el sistema de climatización. ¿Por qué sucede? El sistema HVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado) crea un entorno perfecto: conductos oscuros, restos de agua y mínima ventilación. Esa humedad estancada se convierte en un caldo de cultivo ideal para la aparición de microorganismos.

¿De dónde sale exactamente el mal olor?
El evaporador —la parte del sistema donde el aire se refrigera antes de entrar al habitáculo— acumula condensación que, sin un drenaje correcto, queda retenida. Esa agua favorece el desarrollo de moho y bacterias. Además, los filtros de habitáculo, cuando están sucios u obstruidos con polvo, hojas o restos de humo, retienen humedad y partículas que alimentan estos microorganismos. El resultado: aire cargado con olor a humedad, vinagre e incluso a descomposición.
Riesgo para la salud
Más allá del mal olor, existe un riesgo para la salud que no conviene ignorar. Respirar este aire contaminado puede provocar irritaciones en los ojos y la garganta, estornudos, tos e incluso reacciones alérgicas. Algunos estudios realizados en los últimos años advierten que los patógenos acumulados en los conductos pueden afectar seriamente a las vías respiratorias si no se toman medidas a tiempo.

Cómo acabar con el olor
Siguiendo estas recomendaciones, el mal olor de la calefacción se puede acabar eliminando sin tener que visitar un taller especializado.
- Cepillar las rejillas del salpicadero y otras salidas de aire con pinceles suaves para eliminar polvo y residuos.
- Deshumidificar el sistema con el motor en marcha, activando la calefacción al máximo durante unos cinco minutos, manteniendo el aire acondicionado apagado y permaneciendo fuera del vehículo. Esto ayuda a secar el sistema.
- Desinfectar los conductos con productos específicos (espumas o espráis enzimáticos), aplicándolos siguiendo instrucciones. Posteriormente, se debe activar el sistema en modo recirculación.
- Cambiar el filtro del habitáculo como mínimo una vez al año. Un filtro limpio mejora la calidad del aire y evita obstrucciones.

Consejos para la prevención
Para evitar que el sistema de calefacción del coche genere malos olores, es fundamental adoptar una serie de hábitos preventivos. Uno de los más eficaces es activar el aire acondicionado al menos una vez al mes, incluso en invierno, para mantener el circuito en funcionamiento y evitar la acumulación de humedad. También es recomendable, antes de apagar el motor tras un trayecto, desconectar el aire acondicionado y dejar la ventilación encendida durante unos minutos. Esto ayuda a expulsar el aire húmedo del evaporador y reduce el riesgo de que se formen hongos.
Además, conviene realizar revisiones periódicas del sistema de climatización en el taller, especialmente antes de que comience la temporada de frío, y sustituir el filtro del habitáculo una vez al año o según las indicaciones del fabricante. Con estas sencillas acciones, se puede mantener el aire del interior limpio, fresco y libre de olores desagradables.
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