El Gobierno de España trabaja en un proyecto para comenzar a cobrar una tasa por la utilización de la red nacional de carreteras a partir de 2024, con un formato y alcance que se encuentran por definir. Una posibilidad que pone de actualidad las diferentes opciones de las que disponen los ciudadanos para desplazarse con sus vehículos, incluyendo las vías rápidas conocidas como autovías y autopistas. Dos modelos que presentan bastantes similitudes pero que no son exactamente iguales.
Lo común a ambos conceptos es que se trata de vías de al menos dos carriles por sentido, separados por una mediana y con una franja de velocidad autorizada entre 60 y 120 km/h. Por ese motivo su utilización está prohibida para peatones, ciclomotores y cuadriciclos (en autovía, los mayores de 14 años sí pueden circular en bicicleta, no así en autopistas).
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Además, carecen de intersecciones con otras carreteras, caminos o vías y no atraviesan poblaciones, como también por supuesto de pasos de peatones, semáforos o accesos directos a fincas o viviendas, lo que se realiza a través de vías de servicio.
Autovía y autopista: diferencias
Más allá de estos elementos coincidentes, la primera gran diferencia entre las autovías y autopistas aparece en su diseño. Las primeras se han desarrollado sobre las carreteras nacionales, desdoblándose la calzada con la inversión pública, pero respetando en gran medida el trazado original.
Por el contrario, las autopistas son carreteras de nueva creación, construidas por empresas privadas para su explotación y con un diseño específico para circular a la máxima velocidad permitida con la mayor seguridad posible. Es así que los carriles de aceleración y desaceleración deben tener una determinada longitud, se evitan las curvas de radio cerrado, se buscan los desniveles más moderados (sin pasos elevados) y sus arcenes suelen ser más anchos.
La red de carreteras de España está formada por 165.445 kilómetros, de los cuales 26.466 kilómetros pertenecen a la Red de Carreteras del Estado. De ellos, 9.686 kilómetros corresponden a autovías o autopistas libres, mientras que 1.912 kilómetros son de autopistas de peaje.
Gratis o de pago
Todas las autovías, al menos de momento, son de utilización gratuita para los conductores al haberse financiado con dinero público. Las autopistas de peaje se otorgan a empresa concesionarias que, una vez construidas, tienen el derecho a su explotación mediante el cobro durante una serie de años.
Recientemente se ha procedido a la liberación de una serie de tramos importantes de la red de autopistas españolas, como es el caso de la AP-2, la AP-7, la C-33, la AP-1 o la AP-4. Además, algunas autopistas pueden no repercutir el coste de utilización directamente al usuario, sino que lo hacen al Estado, que se encarga de satisfacer a la concesionaria una determinada de dinero para la libre circulación (una formula conocida como peaje en la sombra).
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