Aunque parezca un detalle menor, no ir al baño antes de iniciar un trayecto en coche puede tener consecuencias muy serias. En caso de accidente, incluso uno leve, la presión interna provocada por una vejiga llena puede agravar de forma significativa las lesiones.
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Conducir implica asumir una responsabilidad enorme. No solo está en juego la seguridad del conductor, sino también la de los pasajeros y la de todos los que comparten la vía. Por eso, cada decisión previa al arranque del motor cuenta, incluso las que parecen insignificantes.
Los siniestros viales siguen siendo una de las principales causas de lesiones graves. En España, más de 4.000 personas sufren heridas de consideración cada año. Muchas de ellas quedaron con secuelas permanentes que alteraron por completo su calidad de vida. Evitar que un accidente menor se convierta en algo mucho más grave puede depender de algo tan sencillo como ir al baño antes de conducir.

Un problema de vejiga
La acción que hay que realizar antes de ponerse a conducir es vaciar la vejiga. Cualquier persona que conduzca con ella llena puede tener un grave problema médico si sufre un accidente.
Médicamente, la vejiga urinaria es un órgano en forma de globo ubicado en la parte inferior del abdomen, cerca de la pelvis. En la vejiga se acumula la orina procedente de los riñones hasta que se elimina del cuerpo. Esta se hincha al llenarse, pero es pequeña cuando está vacía.
Los nervios de la vejiga son los encargados de mandar la orden al cerebro para orinar. A su vez, el cerebro ordena a los músculos de la vejiga que se contraigan, mientras que hace que los esfínteres se relajen. Para finalizar, la orina sale de la vejiga por la uretra y se produce la micción.

La vejiga siempre vacía
Antes de ponerse al volante (o tras el manillar de una moto), hay que pasar por el excusado para orinar. Con la vejiga llena jamás se debe iniciar la circulación. El problema es que con un impacto suficientemente fuerte, la vejiga se puede reventar y no hay trasplante de este órgano.
Según los expertos, cuando esta se encuentra repleta de orina es mucho más sencillo que estalle ante cualquier golpe. Aunque la rotura espontánea de la vejiga es una condición poco común, su ratio se eleva sustancialmente en los accidentes de tráfico. Y cuando esto ocurre se convierte en una emergencia que requiere un diagnóstico y tratamiento inmediato.
Por lo tanto, es fundamental montarse en un coche o una moto con la vejiga lo más vacía posible. Tanto el conductor como los ocupantes no se deben de aguantar las ganas de orinar. Así, cuando las ganas aparezcan, se debe de parar lo antes posible y evacuar la orina para evitar males mayores en caso de accidente.
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