Los conductores se cruzan a diario con un gran número de elementos en la calzada que pasan desapercibidos. Algunos de ellos sí se notan, pero no todo el mundo sabe para qué sirven.
Por ejemplo, los cables negros que cruzan algunas carreteras. No pasan inadvertidos, ya que su presencia es evidente cuando las ruedas pasan por encima de ellos. ¿Cuál es realmente la función de estos cables y para que se colocan en el asfalto?
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Básicamente, los cables negros tienen la función de contar los vehículos que circulan por una carretera. Aunque parezca una labor sencilla, su importancia es mucho mayor, ya que no solo cuentan coches: recopilan muchos más datos útiles para la Dirección General de Tráfico.
Con la información que recogen, del volumen del tráfico y la frecuencia de paso, la DGT es capaz de determinar la relación entre el volumen de tráfico y los accidentes, por ejemplo, para cronometrar los espacios entre los vehículos o los posibles puntos negros. También se usan para considerar la instalación de badenes o de nuevas señales, ya que estos cables pueden medir la velocidad de circulación. Eso sí, que no salten las alarmas: no se utilizan para emitir multas de tráfico.
Por ejemplo, con los datos que recogen los cables negros, el Ministerio de Transportes mantiene un registro por años de mapas de densidad de tráfico en las carreteras. Ahí, se pueden consultar las velocidades, los accidentes o los horarios en los que se concentran más vehículos.
¿Cómo funciona este cable?
El RACE explica cómo funcionan estos cables negros. Son tubos neumáticos que dejan pasar el aire en su interior. Cuando un vehículo pasa por encima de ellos, la presión de aire aumenta, mandando una señal al sensor colocado en uno de los dos extremos. Esta información es enviada, a su vez, a una centralita, que recopila los datos.
Los cables están sujetos, obviamente, a la carretera, para que no supongnaningún peligro a la circualción. Son fáciles de instalar y desinstalar y cuando se retiran, se analizan los datos recogidos por la centralita.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.