Lo que esconden los seguros ‘low-cost’: al final, lo barato puede salir caro

Antes de contratar una póliza de seguros, hay que asegurarse de qué condiciones se firman en el contrato. El precio no siempre es el mejor factor para tomar una decisión.

seguros coche low-cost
Hay una amplia gama de seguros del coche para elegir.

Partiendo de que el seguro del coche es obligatorio para circular (y no tenerlo es una de las multas más caras a las que se puede enfrentar un conductor), hay un gran abanico de productos entre los que se puede elegir.

Con más o menos coberturas y servicios y, por supuesto, con mayor o menor precio. Escoger el seguro adecuado para el coche dependerá de del presupuesto de su conductor, del tipo de vehículo y de las necesidades que se requiera cubrir.

Dentro de la amplia gama de precios de un seguro del coche, existen las pólizas low-cost, que destacan precisamente por su bajo coste. En un primer momento, pueden parecer una gran opción para cumplir con la ley y ahorrar dinero, pero es cierto que, en algunos casos, lo barato puede salir muy caro.

El primer problema a la hora de querer contratar un seguro para el coche low-cost es conseguir la oferta inicial. Habitualmente, los anuncios de estas empresas prometen unos precios que suelen estar dirigidos a un perfil muy concreto de conductor. Si los requisitos no se cumplen, el precio se disparará y no se parecerá al prometido.

Leer bien el contrato y las condiciones

Si bien esto ya puede ser una línea para contratar o no la póliza, en caso de aceptar las condiciones el cliente podría encontrarse con otro problema: un contrato con cláusulas ‘ocultas’ o confusas. Por ejemplo, en este apartado cabe destacar la existencia de una franquicia muy elevada.

La franquicia es la cifra fijada por la aseguradora para establecer quién tiene que pagar las reparaciones del vehículo en caso de accidente: si la franquicia son 400 euros, los gastos por debajo de este límite correrán a cuenta del conductor y por encima, de la compañía de seguros.

Por otro lado, las compañías de seguros low-cost pueden penalizar al conductor en caso de accidente de tráfico, aunque la culpa no haya sido de este. Este mecanismo puede acabar encareciendo la póliza sin motivo.

La atención al cliente

Además, el servicio de atención al cliente puede ser deficiente. Los seguros low-cost suelen limitar la gestión de los problemas a una aplicación o una página web, un funcionamiento que puede resultar complicado para algunos conductores y que puede dilatar los tiempos de espera.

El vídeo del día

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En este apartado entra también la limitación de algunos servicios. Por ejemplo, suele ser habitual que las compañías de este tipo reduzcan la oferta de talleres mecánicos a los que el conductor puede acudir. Del mismo modo, las asistencia a las emergencias en carretera puede ser un servicio subcontratado, que dificulta el trámite y la ayuda en los momentos en los que más se necesita.

Los seguros para el coche low-cost no son una mala solución para asegurar el vehículo, pero es cierto que pueden traer consigo ciertos incovenientes que pasen factura al conductor cuando más necesite la asistencia. Para evitar problemas, hay que leer bien los contratos de las pólizas y asegurarse de cuáles son las coberturas y condiciones con cada compañía.

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