Es una práctica que en España nunca ha estado permitida, sin embargo, la personalización de matrículas podría reportar pingües beneficios para el Estado, como ocurre en otros países de su entorno, como Gran Bretaña.
El mayor avance logrado en los últimos años en este sentido es la homologación de matrículas con pequeños dibujos o filigranas en el fondo de la placa, en un color tenue que no impida la perfecta visibilidad de los números y letras que contiene la misma. De hecho, conducir un vehículo con una matrícula ilegible conlleva una multa de 200 euros.
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Sin embargo, ésta es una práctica habitual en otros países, aunque no en todos por igual. En Estados Unidos, dependiendo de cada estado, la personalización puede ser total. Está permitida la inclusión de letras, números, símbolos y cambiar el fondo. Sin embargo, en otros solo se permite jugar con la combinación de letras, números y espacios, manteniendo inalterada la estructura de la matrícula así como su aspecto, algo que sucede en el Reino Unido, Alemania, Bélgica y Andorra.
En Inglaterra, un aficionado a la Fórmula 1 llegó a pagar 635.000 euros para que en su matrícula luciera ‘Formula 1’, aunque la palma se la llevan los países movidos por petrodólares. Aquí se han producido verdaderos dislates económicos para conseguir determinadas matrículas:, como el caso de Arif Ahmad Al Zarouni, que pagó 4,3 millones de euros para hacerse con la número 1.
La normativa en España
Los vehículos motorizados de España han estado obligados a registrarse y contar con una matrícula desde 1900. Desde entonces, ésta apenas ha sufrido cambios, siempre fue con letras negras sobre fondo blanco. Al principio eran una o dos letras iniciales que indicaban la provincia y un total de seis números a continuación que aumentaban de forma consecutiva. En 1971, el total de números se redujo a cuatro cifras, para a continuación situar una letra o dos cuando se completara el alfabeto.
La segunda y última variación de la norma se produjo en el año 2000 para adaptarlas al formato europeo, con una banda azul en la parte izquierda con la letra ‘E’ que señala el origen español y quedando eliminadas las que identificaban la provincia en la que se había matriculado el vehículo. La composición quedó con tres letras (ninguna de ellas vocales para evitar la fomación de vocablos, como por ejemplo GOL, ETA o PIS) y cuatro números. El motivo del cambio fue que provincias como Madrid o Barcelona ya estaban próximas a finalizar el alfabeto y también los problemas que surgían para vender los vehículos en algunas provincias según su procedencia: de Madrid en Barcelona, de Sevilla en Málaga, etcétera.
Uno de los peligros provocados por Internet en este sentido es que son muchas las páginas donde se ofrecen matrículas personalizadas. El precio no es excesivo, en torno a 40 euros, sin embargo hay que recordar que en España esta práctica no se encuentra permitida y ni siquiera se pueden llevar en algún punto visible del vehículo que pueda inducir a confusión en un control de carretera.
Otra de las prácticas que ha proliferado en los últimos tiempos ha sido tapar la letra E de la banda azul con una pegatina que indicara otras letras a modo de reivindicación regionalista y nacionalista. Ambos supuestos están prohibidos y son castigados con una multa de 200 euros.
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