6 consejos básicos para tener el coche a punto en Semana Santa

Antes de emprender el viaje se deben revisar algunos aspectos del vehículo para garantizar su buen funcionamiento.

mecánica coche

Una revisión previa es fundamental en estas fechas.

El mantenimiento del vehículo debe realizarse de manera periódica, por seguridad y para evitar averías. Sin embargo, esta costumbre alcanza todavía mayor relevancia cuando se va a llevar a cabo un viaje largo.

De cara a la Semana Santa, tener el coche en las mejores condiciones ahorra problemas en el trayecto. Además, hay bastantes aspectos básicos que el propio automovilista puede revisar y comprobar invirtiendo tan solo algo de tiempo.

Neumáticos

Llevar las ruedas en buen estado es clave. Poniendo especial atención a desperfectos graves como desgarros en las cubiertas o la presencia de abultamientos en la goma, hay otros dos aspectos que se deben cuidar en los neumáticos.

El primero es el dibujo de los mismos, que debe tener una profundidad recomendada de al menos 2 milímetros. Como truco, es el equivalente al aro exterior de una moneda de un euro. También es aceptable hasta 1,6 mm, pero quedará poco para tener que cambiarlo porque penalizará el agarre.

El segundo es la presión del aire, que varía según cada coche y está especificada por el fabricante. Si es más baja de lo recomendado aumenta la superficie de contacto con el asfalto, la distancia de frenado y el desgaste de los neumáticos. Si es demasiado alta, el desgaste por la zona central es mayor y se absorben peor las irregularidades del firme.

Luces

Tan importante resulta ver como que te vean, y el funcionamiento de las luces se comprueba rápidamente: posición, cortas, largas, emergencia, intermitentes y las de freno (estas últimas en un atasco adquieren una relevancia aún mayor). Si alguna falla se puede cambiar por lo general fácilmente, aunque es cierto que en los coches modernos esta operación a veces resulta bastante más complicada y requiere la intervención de un especialista.

Frenos

No podrá cambiarlos el conductor (al menos la mayoría de ellos) y habrá que acudir a un taller, pero fijándonos en algunos detalles se puede apreciar si se encuentran en mal estado. Conduciendo a una velocidad media prueba a realizar frenadas más o menos fuertes para comprobar la respuesta. Esta debe ir acorde a la presión ejercida y el recorrido del pedal debe ser constante. Si al frenar chirrían, es hora de cambiarlos.

Aceite del motor

Fácil de evaluar y de solucionar si no está en su punto. La varilla del motor tiene dos muescas entre las que debe estar la marca del aceite así que, con el coche parado, hay que sacarla, limpiarla y volver a introducirla para ver hasta dónde llega. Si se queda corta hay que añadir más lubricante. Dejar de comprobar el nivel del aceite puede acabar en drama mecánico.

Anticongelante

Conocido por dicho nombre, en realidad se trata de un líquido refrigerante que cumple con diversas funciones, desde evitar que el coche sufra por el frío hasta absorber el exceso del calor del motor. Circula por un circuito sellado, así que es poco probable que haya pérdidas, pero si al comprobar el nivel está por debajo de la marca del mínimo, hay que acudir a un taller para que detecten la fuga, la reparen y, en caso necesario, cambien el líquido.

Limpiaparabrisas

Los grandes olvidados, aunque si no funcionan bien pueden ocasionar graves problemas. En caso de lluvia fuerte, que no limpien el agua correctamente supone una pérdida importante de la visión sobre lo que está ocurriendo en la carretera. Si raspan el cristal o no lo limpian como deben, hay que cambiarlos. Es fácil y barato.

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