Desde que en 1973 el Oldsmobile Toronado montara el primer airbag, este sistema de seguridad pasiva se ha convertido en uno de los más eficaces para los conductores. Diseñados para desplegarse en milésimas de segundo durante una colisión, ayudan a reducir el impacto sobre los ocupantes y a prevenir lesiones graves o incluso la muerte. Su presencia ha salvado miles de vidas en todo el mundo, convirtiéndose en un elemento esencial en la protección de los conductores y pasajeros en accidentes de tráfico.
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Aunque no es oro todo lo que reluce. Así, en las últimas semanas, la NHTSA estadounidense (Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en Carreteras) ha emitido una advertencia urgente: nuevos airbags falsificados, fabricados en China por Jilin Province Detiannuo Safety Technology (DTN Airbag), están siendo instalados en vehículos estadounidenses. Ya se han vinculado a siete accidentes graves, cinco de ellos mortales.

Conmoción social
Hace unos meses, Destiny Byassee, una joven madre de 22 años, murió en Florida tras un choque a baja velocidad. El airbag instalado en su Chevrolet Malibu explotó “como una granada”, según testigos presenciales, provocándole heridas fatales en el cuello. Su familia ha iniciado acciones legales, y no es la única: hay más víctimas que buscan justicia.
Engañan incluso a profesionales
Estos airbags se venden por apenas 100 dólares (85 euros), una décima parte del precio de uno original. Su bajo coste ha facilitado su entrada en talleres y coches de segunda mano, incluso a través de plataformas como eBay. Lo más alarmante: imitan tan bien a los originales que muchos mecánicos no detectan el fraude.

Recuerda a la crisis de Takata
Aunque los airbags de DTN son falsificaciones ilegales, su impacto recuerda al escándalo de Takata, que provocó la mayor llamada a revisión de la historia del automóvil. La diferencia es que Takata era un proveedor reconocido. Sin embargo, DTN niega estar operando en Estados Unidos, aunque sus productos ya circulan por las carreteras del país.
Advertencia oficial
Por su parte, el secretario de Transporte estadounidense, Sean Duffy, ha sido tajante: “Quien instale estos airbags está poniendo en peligro vidas y cometiendo un delito grave”. La NHTSA trabaja sin descanso para evitar que esta amenaza se siga extendiendo. Y es que, cuando se trata de seguridad vial, lo barato puede salir muy caro.
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