Durante esta semana, las previsiones confirman un descenso de las temperaturas en todo el país. Cuando llega el frío, es importante tener en mente que algunas piezas de los coches pueden fallar o perder sus capacidades durante la conducción.
Conocer qué elementos del vehículo son los más afectados por el frío ayudará a llevar al día su mantenimiento en lo que queda del invierno, además de aplicar ciertos consejos para evitar que estas piezas lleguen a romperse.
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Desde la asociación de estaciones para la inspección técnica de vehículos, AECA-ITV, avisan de cuáles son las piezas del coche que más sufren con el frío. El primer elemento son los neumáticos, que pueden perder adherencia e incluso desgastarse más acusadamente con las heladas y la nieve.
Para evitar problemas durante la conducción estos días, hay que comprobar la presión y la profundidad del dibujo de la banda de rodadura de los neumáticos. Igualmente, es importante equipar el coche con las gomas adecuadas, apostando por neumáticos que sirvan también cuando haya nieve sin tener que poner las cadenas dependiendo de la zona por la que se conduzca.
Otro elemento que aqueja la bajada de las temperaturas es el sistema de suspensión. Si los amortiguadores están en mal estado, aumenta el riesgo de que el coche patine o sufra aquaplaning si la carretera está mojada o helada. Igualmente, una suspensión deficiente acelerará el desgaste de los neumáticos, también afectados por el frío.
La batería, la más afectada por el frío
Cuando la temperatura cae por debajo de los cero grados, el agua condensada en los frenos puede congelarse. Esto provocará ruidos al arrancar el coche, aunque este problema se solucionará cuando los frenos se calienten y el hielo s derrita. No obstante, hay que prestar atención a estos sonidos, ya que pueden confundirse con los ruidos que producen unas pastillas o discos desgastados.
Por otro lado, una de las piezas del coche que más sufre durante el frío es, sin duda, la batería, que pierde la mitad de su potencia con temperaturas por debajo de los -10ºC. Durante los días de frío intenso, sobre todo a primeras horas de la mañana, es posible que el arranque del vehículo se complique. Para evitar problemas, lo mejor es comprobar que la batería se encuentra en buen estado y que tiene buen nivel de carga.
Cuidado con el aceite del motor
Finalmente, la caída de las temperaturas puede poner en problema al motor del coche, ya que el frío afectará a la viscosidad del aceite. Cuando la temperatura baja de los -10ºC, los aceites con viscosidad tipo 20W perderán parte de sus propiedades, poniendo en peligro al motor.
La falta de aceite o problemas con este líquido pueden llegar a ocasionar la rotura del propulsor, una avería carísima. Para el invierno, es mejor apostar por lubricantes con una viscosidad y unas propiedades especiales para esta estación del año.
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