Durante la conducción hay que mantener la atención y la concentración en todo momento. Aunque se conozca la carretera y apenas haya tráfico, un imprevisto puede convertir un viaje tranquilo en un grave accidente de tráfico.
Por esta razón, los agentes de tráfico persiguen activamente las distracciones al volante. Las más conocidas son las relacionadas con el uso del teléfono móvil, el GPS u otros dispositivos de infoentretenimiento del coche.
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No obstante, hay muchos gestos cotidianos que pueden convertirse en un riesgo si se ejecutan durante la conducción. Un ejemplo es comer o beber, ya que obliga a quitar una de las manos del volante y a desviar la vista, momentáneamente, de la carretera.
Otro que quizás no se tenga tanto en cuenta y que también implica al copiloto es darle un beso al conductor mientras conduce. Un gesto que parece inocente puede acabar provocando un accidente de tráfico, por no hablar de las consecuencias económicas.
Multa por besar al conductor
Besar al conductor entra dentro de la categoría de distracciones leves sancionadas con una multa de 100 euros. No obstante, la cuantía final puede llegar hasta los 500 euros, con la correspondiente pérdida de seis puntos en el carné. La medida para decidir la sanción final es el tipo de riesgo que se cree en la carretera, algo que deben valorar los agentes de tráfico. Cómo no, el tipo de beso influirá en el nivel de distracción del conductor.
Esta infracción al conducir, al mismo tiempo distracción, es una de las causas por las que el copiloto también puede acabar pagando una multa de tráfico. A diferencia del conductor, no perderá los puntos del carné de conducir asociados a la sanción.
Otras multas a las que se puede enfrentar el copiloto de un coche son las que correspondan por tirar objetos (desperdicios, colillas…) por la ventanilla, ir mal sentado durante la marcha y, por supuesto, por no llevar el cinturón de seguridad o llevarlo mal abrochado.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.