Comprar un coche nuevo no es una cuestión baladí. Se trata de una decisión importante ya que, por norma general, un vehículo va a durar muchos años y supone un desembolso importante de dinero. Es por ello que no extraña que el proceso de adquisición nos lleve bastante tiempo: según un estudio realizado por Seat, tardamos una media de dos meses en tomar la decisión final.
Pero hasta llegar a ese punto el cliente pasa por varias fases. La primera es pensar en qué tipo de coche quiere, algo que se puede enfocar de diversas maneras. La más extendida (45% de los casos) es elegir primero el tamaño y el tipo de carrocería que se busca, mientras que otros deciden en primer lugar el tipo de motor (24%) o el presupuesto (17%). Los compradores restantes (14%) lo primero que eligen es la marca, aunque en la mitad de las ocasiones esta cambia a lo largo del proceso.
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Para informarse y comprar entre las diversas opciones que manejan, el 56% de los compradores emplean los configuradores online de las marcas, pero solo es un paso previo a recorrer una media de seis concesionarios, en los que se valora el trato, el precio y las opciones de financiación. Eso, sin olvidar que en 9 de cada 10 casos las recomendaciones del entorno más cercano influyen de manera significativa en la toma de decisión, pidiendo consejo a 8 personas antes de decantarse por un coche.
Pero eso son datos para aquellos que ya han tenido un coche con anterioridad, si hablamos de la adquisición del primer automóvil, el proceso se alarga, como es lógico. Se pide opinión a casi el doble de gente (15 personas) y se va a bastantes más concesionarios, concretamente hasta alcanzar la decena.
Ahora bien, ¿qué lleva a un conductor a cambiar de coche? En el 55% de las ocasiones se debe a la antigüedad y el desgaste y a las averías que derivan de ellas. En el 20% de los casos se trata de obtener un coche mejor en aspectos como el consumo, la tecnología y la seguridad. Otro 15% lo relaciona con motivos familiares y el 10% restante con motivos laborales o por finalizar los estudios.
Lo que parece claro es que la situación económica es peor que antes ya que, respecto a 2003, solo el 38% de los compradores puede adquirir su coche nuevo con sus ahorros (un 12% menos) y además las marcas financian la mitad de sus ventas, el doble que en aquella fecha.
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