El término amaxofobia es el utilizado más frecuentemente para definir el miedo a conducir que sufren determinadas personas. Originario del griego amaxo (carruaje) y fobia (miedo), en realidad engloba el temor de los conductores no sólo al acto de manejar un automóvil, sino también otra serie de circunstancias relacionadas con los accidentes, el estrés postraumático e incluso los propios desplazamientos.
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De un modo u otro, se trata de un problema que afecta al 22% de los españoles que conducen (aunque otros estudios elevan este porcentaje hasta el 33%) y que la Fundación del Comisariado Europeo del Automóvil (CEA) ha analizado con las respuestas de 171 personas que padecen ansiedad durante la conducción. La primera conclusión que se obtiene del análisis de la encuestas es que la situación se agrava con la edad, siendo a partir de los 40 años cuando más se manifiesta, haciéndolo antes entre las mujeres (con mayor tendencia general a verse afectadas) para agravarse desde los 60 entre los hombres.
La mayoría de los conductores (56,1%) afectados por la amaxofobia continúan conduciendo, el 22,8% limita el uso del automóvil y el 21,1% termina por abandonar esta actividad ante la tensión que les genera. Las autovías y autopistas son las carreteras que provocan mayor ansiedad al volante (34,7%), seguidas por las calles de la ciudad y las vías desconocidas (14,3% en ambos casos). En el extremo opuesto, paradójicamente, los túneles (3,1%) y las carreteras sin arcén (2,0%) son los escenarios menos agobiantes, aunque conviene destacar que un 12,2% de los preguntados afirman pasarlo mal en cualquier tipo de vía.
Una de las conclusiones más interesantes del estudio de CEA es que el problema no tiene origen en muchos casos en la propia conducción, sino en circunstancias relacionadas con la misma que han alimentado la fobia. La más frecuente, hasta un 24,2%, tiene que ver con haber sufrido un accidente previo, seguida por la manera de conducir del resto de los usuarios (18,7%) y la sensación de no haber desarrollado la suficiente pericia al volante (17,6%).
Otras explicaciones para la amaxofobia pasan por la disminución de las capacidades físicas, el haber sentido el peligro de sufrir desmayos o vértigos o soportar ataques de pánico. Las respuestas entre ambos sexos son muy similares con una excepción que resulta tristemente esclarecedora: sólo las mujeres, en un 6,6%, declaran apreciar una pérdida de autoestima al volante a causa de la presión de un familiar autoritario…
Determinadas circunstancias agravan esta fobia entre quienes la padecen, como son una climatología adversa, la circulación nocturna, la utilización de vehículo pequeño o de poca potencia, la inseguridad de viajar solo y la responsabilidad de hacerlo acompañado de niños. A la vista de estas conclusiones, CEA recomienda tomar medidas desde las instituciones para propiciar ayuda a los conductores con esta patología, además de aconsejar a los afectados recurrir a profesionales de la psicología que puedan tratar de forma específica su fobia.
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Una vida sobre ruedas. De piloto (malo) de motocross a periodista deportivo en Diario AS, incluyendo una década en los grandes premios de MotoGP. Apasionado de los coches y las motos, en más de 30 años ha tenido el privilegio de probar unos cuantos cientos de unos y de otras. Ahora, subdirector en Prisa Motor.