Sacarse el carnet de conducir es un trámite por el que pasan millones de jóvenes (y no tan jóvenes) cada año. Aunque pueda parecer que cada vez menos personas están interesadas en obtener el permiso de conducir, este paso sigue siendo importante para un elevado porcentaje de la población.
Y es que el carnet, además de dar independencia, también puede facilitar el acceso al mundo laboral. Algunas localidades ofrecen ayudas para que amortiguar el gasto derivado de la obtención del permiso (que puede superar los mil euros según el monto de clases prácticas).
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Para obtener el permiso de conducir hay que pagar las tasas correspondientes del derecho de examen a la Jefatura de Tráfico correspondiente, el coste de apuntarse en la autoescuela y, por último, las clases prácticas necesarios.
Cuántas oportunidades hay para aprobar
Las tasas cuestan 94,05 euros y dan derecho a examinarse dos veces. Es decir, si se suspende dos veces el mismo examen o una vez el teórico y otra el práctico, habrá que volver a abonar este precio para seguir intentando obtener el permiso.
El examen práctico es la prueba que más retos plantea a los aspirantes. De hecho, suele acumular el mayor número de suspensos en el total de las pruebas para conseguir el permiso y muchos alumnos tienen que completar varios intentos hasta que consiguen aprobar.
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Estas pruebas se desarrollan en medio del tráfico urbano y ponen a prueba, más allá de los conocimientos, cómo se desenvuelve el aspirante en condiciones habituales de circulación. Teniendo esto en cuenta: ¿es más fácil sacarse el carnet en una ciudad más pequeña que en una gran urbe?
Cómo se eligen las autoescuelas
La vicepresidenta de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), Teresita del Niño Jesús Coll, apunta que es inevitable que así sea. “Tal vez sea más fácil, pero quizá eso sea inevitable dadas las características de las vías por las que se desarrolla el examen”.
De igual manera, dependiendo del tipo de recorrido que se exija completar durante la prueba, un examen también puede parecer más fácil que otro. “Hay circulaciones en las que predominan los escenarios urbanos (con tráfico intenso, muchos semáforos y paneles informativos, abundancia de peatones, etc.); otras que transcurren por las afueras (tráfico escaso, ausencia de peatones, otros límites de velocidad, etc.)».
Igualmente, las pruebas pueden combinar trazados, realizándose en «la periferia de los núcleos de población, en vías convencionales o en autopistas, etc…”. Al final, el objetivo del práctico es que el alumno consiga aprender a desenvolverse en el tráfico de todos los días, sea cual sea la realidad del lugar en el que examine.
Sobre el motivo de mayor peso que lleva a los alumnos a escoger autoescuela, la vicepresidenta de CNAE explica la proximidad es lo que más se valora. “Los aspirantes a obtener el permiso de conducir suelen matricularse en una autoescuela próxima a su domicilio (o en la localidad donde veranean, quienes aprovechan las vacaciones para sacárselo)”.
Poco importa si el examen es más fácil o más difícil, lo importante es que el proceso sea lo suficientemente cómodo para que el alumno no pierda interés en obtener el carnet, sin olvidar que debe aprender a conducir bien, no simplemente aprobar la prueba, recuerda Coll.
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