Las frías temperaturas invernales han quedado atrás y los días soleados y cálidos se han adelantado este año. El termómetro marca 20 grados en algunos puntos en pleno febrero y para muchos ha empezado una pesadilla: ha llegado la polinización antes de tiempo y con ello las alergias.
De hecho, en España ocho millones de personas padecen esta enfermedad. El polen de las plantas, especialmente el de las gramíneas, resulta altamente nocivo, provocando picor nasal y de ojos, estornudos, tos seca, congestión y lagrimeo. Estas incómodas manifestaciones pueden limitar algunas de nuestras actividades cotidianas, y una de ellas es la conducción.
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Para hacerse una idea de lo que pueden afectar los síntomas de la alergia en la conducción, un par de datos: un solo estornudo provoca que se recorran 125 metros sin control con el coche circulando a 90 km/h; y varios estornudos seguidos, si la velocidad es de 100 km/h, hacen que la distancia llegue hasta los 140 metros.
Además, la Dirección General de Tráfico informa de que el 50% de las personas que padecen alergia sufren alteraciones del sueño y el 40% de los que tienen rinitis alérgica presentan somnolencia diurna: cansancio, sentarse tras un volante y recorrer unos cuantos kilómetros con el coche no suele ser una buena combinación.
¿Qué medicamentos se pueden tomar?
Tratar la alergia para paliar los síntomas es fundamental para conducir con seguridad. Colirios, antihistamínicos, analgésicos o anticatarrales son medicamentos que resultan muy efectivos. Sin embargo, muchos de ellos tienen efectos secundarios que interfieren en la conducción. Por ejemplo, los antihistamínicos pueden provocar somnolencia, alterar la capacidad de reacción reduciéndola o provocar visión borrosa. Por ello, antes de iniciar cualquier tratamiento hay que acudir al médico para que nos recete el más adecuado; en ningún caso hay que acudir a la farmacia para automedicarse.
Identificar los medicamentos que afectan a la capacidad de conducir o manejar maquinaria es sencillo, ya que incluyen un pictograma en la caja: una señal triangular de advertencia con un coche dentro que advierte de la necesidad de leer el prospecto antes de consumirlos.
Además, para conocer con más detalle los fármacos que pueden tener un impacto significativo en la conducción, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) ha elaborado un completo listado. De manera resumida los fármacos se catalogan en cuatro grupos: aquellos que no afectan a la conducción (Categoría 0), los que tienen una influencia leve (Categoría 1), los de influencia moderada (Categoría 2) y los que influencia muy marcada (Categoría 3).
En general, y volviendo a los antihistamínicos (que son los más recetados para combatir la alergia), los que utilizan como principio activo bilastina, ebastina, desloratadina, loratadina y terfenadina, no producen efectos sobre la conducción.
Diez consejos para seguir conduciendo
- Aunque ya se haya diagnosticado con anterioridad la alergia, hay que acudir al médico como paso previo a comenzar cualquier tratamiento.
- Si se va a realizar un viaje largo, conviene iniciar el tratamiento prescrito unos días antes, ya que los posibles efectos secundarios se minimizan a medida que el organismo se acostumbra al medicamento.
- Se deben cambiar los filtros de aire del coche con regularidad: aunque lo recomendado es cada 15.000 kilómetros o una vez al año, no está de más acortar estos periodos siempre que se pueda. Un filtro HEPA atrapan el 99,97% de las partículas con un tamaño superior a 0,3 micras.
- Las ventanillas cerradas impiden que el polen entre en el habitáculo.
- Al conectar el climatizador hay que elegir la función de recirculación de aire, incluso con el aire acondicionado encendido.
- Una limpieza frecuente del habitáculo impide que se acumule el polvo sobre las superficies.
- A no ser que sea imprescindible, conviene no viajar con animales.
- Cuando haya que recorrer muchos kilómetros, lo mejor es evitar el atardecer y el amanecer, ya que en esos momentos se registra una mayor concentración de polen en el ambiente.
- Planificando la ruta con antelación es posible eludir los lugares con una mayor concentración de polen. La web de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) indica qué tipo de pólenes están más activos y dónde se localizan.
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