Son medidas muy sencillas de aplicar y que apenas le van a suponer esfuerzo. Antes de partir, lave el coche, infle un poco más los neumáticos y llene el depósito con combustible premium. Con eso basta, no tiene que hacer más y todo puede resolverlo en la misma estación de servicio. Con esta preparación básica, el trayecto le saldrá ya un poco más barato de lo normal y la operación retorno empezará mejor.
Durante el viaje, como es más que probable que se encuentre tráfico denso, trate de tomárselo con calma y de ver el lado bueno: la velocidad media bajará y, con ella, el consumo, reforzando el ahorro final. Además, al volante también podrá contribuir, con algunas actitudes que tampoco le costarán casi nada y sí le ayudarán a reducir el gasto y el estrés.
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Tráfico espera 4,75 millones de movimientos por la red viaria nacional durante el próximo fin de semana, el último de agosto, que sumados a los ya realizados en las semanas previas, completarán un total de casi 48 millones de desplazamientos, la mayoría por autopistas.
Antes de partir
Lo primero, lavar el coche. Le quitará la capa de polvo y arena acumulada tras el periodo estival y, así, se mejorará la aerodinámica y se verá de paso mejor por los cristales. Parece mentira, pero esa capa acumulada aumenta el rozamiento con el aire y puede incrementar el gasto hasta 0,2 litros cada 100 kilómetros al rodar a velocidades de autopista.
Lo segundo, inflar un poco más los neumáticos. Consultar la presión recomendada en el manual del coche, o en la pegatina que suele ubicarse en el umbral interior de la puerta o la tapa del depósito. Si indica 2,1 bares, por ejemplo, súbalo a 2,3. Dos décimas, tampoco más.
De esta forma, se reducirá (milimétricamente) la superficie de contacto del neumático con el asfalto y se reducirá la fricción y el consumo, con ahorros de otros 0,2 litros y sin menoscabo de la seguridad. Todo suma. Si no ha aumentado la presión antes de partir, y lo hace durante el viaje, la goma estará ya caliente y entonces habrá que añadir otras dos décimas de presión, cuatro en total.
Y lo tercero y último, que también se puede hacer en la misma gasolinera: repostar combustible premium, el de calidad superior. Aportan más kilómetros de autonomía y casi siempre se compensa su sobrecoste, al menos en los viajes largos.
Para alcanzar los mayores beneficios convendría localizar la gasolinera con mejores precios y llenar el depósito antes de salir: cuantos más kilómetros se recorran mayor será el efecto. Debería sacarle de 20 a 40 kilómetros extra. incluso más si el coche está en perfectas condiciones mecánicas.
Durante el viaje
Contra la circulación densa pocas medidas hay, salvo tratar de viajar en horarios poco habituales. Pero el tráfico alto tiene su lectura positiva, porque como reducirá la velocidad media disminuirá también el consumo.
El cuánto dependerá de la bajada del ritmo. Pero si en un viaje despejado se suelen obtener medias finales de unos 125 km/h (en el ordenador del coche, la real es más baja), con tráfico denso pero todavía fluido caerá al menos hasta 110 km/h y el gasto se reducirá cerca de un litro cada 100 kilómetros.
Eso sí, para aprovechar al máximo la circunstancia hay que tratar de circular a promedios constantes. Si el flujo del tráfico lo permite, el beneficio está asegurado; si no, habrá que evitar en lo posible ir frenando y acelerando constantemente. A veces, puede ser mejor salir de la línea rápida y apostar por la más lenta.
Si el tráfico sigue creciendo y roza ya las temidas caravanas, la paciencia es la mejor receta, porque a partir de ahí no hay margen de maniobra y se transitará en bloque con el resto de automóviles en circulación.
Para rizar el rizo de la eficiencia, y siempre que el tráfico lo permita, desacelere en todas las bajadas que pueda y no utilice el control de velocidad de crucero. Con esto, podrá añadir otras décimas de ahorro en el consumo y estará haciendo casi todo lo posible.
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