BMW Motorrad está desarrollando ‘SoulFuel’, una serie de colaboraciones con preparadores que están dando rienda suelta a su creatividad para crear versiones de lo más especiales de las motos de la marca bávara. El segundo modelo de la serie es la BMW R 18 Custom, que luce el peculiar estilo del personalizador Kingston Custom.
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La R 18 posee una arquitectura sencilla que hace que sea muy fácil de convertir, lo que ha hecho que a lo largo de los años haya sido elegida como base para abundantes transformaciones. Ésta, sin embargo, puede ser una de las más llamativas hasta la fecha.
El principal responsable de ello es el carenado delantero que resguarda todo el frontal, creando una cúpula de gran volumen en las que solo figuran el hueco para el faro y una parrilla de doble riñón como la de los coches de la marca, así como un pequeño parabrisas que resguarda el manillar.
Aunque es la modificación más extrema, no es la única que ha recibido: se ha reconducido la línea de escape, que ahora discurre recta por la parte inferior; la rueda trasera también está carenada y luce una aleta que incluye la luz de freno, el sillín es nuevo y el manillar es artesanal. Además, se ha optado por el color negro brillante para dar uniformidad al conjunto, salpicado de detalles cromados para conseguir una estética propia del estilo ‘art déco’.
En cambio, no se ha llevado a cabo ningún cambio en su apartado mecánico, como apunta Dirk Oehlerking, de Kingston Custom: «La BMW R 18 es tan perfecta que dejé la tecnología como está. El chasis es 100 % original y tan sofisticado que no debería cambiarse nada». Así, mantiene su motor ‘big bóxer’, un bloque 1.8 de dos cilindros que desarrolla 91 CV de potencia y 158 Nm de par máximo.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.