El acceso al mundo de las dos ruedas suele ser por la cilindrada de 125cc (cuando no directamente por los ciclomotores) gracias a dos factores: son modelos manejables y, además, se pueden conducir con carné de coche. Sin embargo, los que quieren ir más allá después tiene que pasar por la licencia A2, un nicho de mercado interesante y lucrativo para cualquier marca, y al que Triumph se acaba de sumar con la Trident.
Se trata de una moto naked completamente nueva que completa la gama del fabricante británico, con un diseño neoretro que exhibe músculo sin pudor, destacando elementos como el faro redondo delantero, el voluminoso depósito (con 14 litros de capacidad) o la salida de escape.
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Gracias a detalles como el estrecho asiento, que se sitúa a 805 milímetros del suelo, o al hecho de marcar 189 kilos en orden de marcha, se trata de un modelo asequible para cualquier tipo de piloto.
Emplea un motor tricilíndrico de 660cc que desarrolla 81 CV y 64 Nm de par máximo, pero que puede limitarse a 47 CV para ser compatible con el carné A2. Se asocia, por otra parte, a una caja de cambios de seis velocidades con embrague asistido.
Cuenta con un chasis tubular de acero con un subchasis de aluminio, llantas de 17 pulgadas, suspensión delantera con horquilla invertida Showa SFF de 41 milímetros de diámetro y suspensión trasera monoamortiguador Showa RSU con ajuste de precarga. En su equipamiento también destacan los frenos ABS. El delantero monta un doble disco de 310 milímetros y pinzas radiales Nissin de doble pistón, mientras que en el trasero es de 255 milímetros con pinzas monopistón.
A pesar de ser un modelo de gama media presenta una dotación tecnológica bastante completa que incluye desde LED para ambos faros hasta una pantalla digital TFT en el cuadro de mandos, pasando por un sistema de control de tracción desconectable y por un selector de modos de conducción con dos alternativas, Road y Rain.
Estará disponible a finales de enero con un precio de 7.995 euros.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.