Ha tardado más de lo que se esperaba, ya que teóricamente iba a comenzar su producción en 2017, pero por fin se confirma el modelo de serie de la Vespa Elettrica, la versión más limpia del icono que combina su inconfundible imagen de siempre con una tecnología de cero emisiones.
Cuando esté en las calles habrá que mirar dos veces para darse cuenta de que no es una Vespa de combustión, ya que lo único que la distingue son las combinaciones cromáticas disponibles. Con el plateado como base, añaden azul, naranja u otros cinco colores disponibles a las llantas, las branquias frontales y los perfiles del carenado.
Lógicamente, la duda solo surgirá cuando esté parada, puesto que en movimiento no hará ni el más mínimo ruido. Cuenta con un motor 100% eléctrico de 2 kW, lo que la sitúa en el terreno de los ciclomotores de 50cc. Sin embargo, llega a picos de 4 kW cuando es necesario y además la entrega de potencia es instantánea.
Es obvio que su mayor ventaja es que no contamina nada, lo que ayudará a reducir la polución en el centro de las congestionadas ciudades, terreno en el que se le dará más uso. Piaggio afirma que tiene un alcance de 100 kilómetros, con un tiempo de recarga estimado de cuatro horas y una vida útil de unos 1.000 ciclos de recarga. Recorriendo anualmente entre 50.000 y 70.000 kilómetros, supone alrededor de 10 años de vida útil.
Tardará algo más, pero ya se está desarrollando una variante híbrida que combina el bloque eléctrico con un generador de gasolina, lo que amplía su autonomía hasta los 200 kilómetros.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.