La nueva Yamaha YZF 700 R7 se podría definir como una deportiva amigable, que en su versión limitada a 47 CV para el carné A2 puede ser una perfecta compañera para iniciarse en los secretos de la conducción deportiva. Y, una vez adquirida la experiencia suficiente, se puede deslimitar a su potencia nominal de 73,4 CV y disfrutar de sus prestaciones reales.
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Toma como base la MT-07, la exitosa moto sin carenado (6.999 euros) a la que han modificado en prácticamente todas sus áreas menos el motor y bastidor. La aerodinámica mejora sustancialmente gracias a un carenado integral inspirado en el de sus hermanas de competición, que logra incrementar en un 8% la velocidad máxima con respecto a la MT 07.
Los frenos son más potentes y las suspensiones regulables en todos sus parámetros para multiplicar su eficacia. Con todo ello, el precio asciende hasta los 9.399 euros, aunque el incremento se encuentra absolutamente justificado.
Carretera y circuito
La prueba de la nueva R7 se ha llevado a cabo en dos ambientes, carreteras de montaña y circuito. Tras recorrer unos 200 kilómetros subiendo y bajando puertos plagados de curvas de todo tipo, más tres tandas de 30 minutos en la pista del nuevo circuito de Almería, hay que reconocer que la R7 es el tipo de moto deportiva de media cilindrada que demanda el mercado.
La sensación sobre esta Yamaha no resulta radical, el asiento está a 835 milímetros del suelo, un poco más alto que en la MT 07 debido a que se ha elevado la parte trasera para variar su geometría y reducir el ángulo de dirección y ganar agilidad.
La estrecha unión del depósito con el asiento permite llegar bien con los dos pies al suelo, aunque el conductor no sea muy alto. El chasis está reforzado en algunos puntos estratégicos para mejorar su rigidez y es cinco milímetros más corto de distancia entre ejes, siempre en busca de optimizar la manejabilidad.
Resaltar el buen tacto de los frenos y suspensiones, que contribuyen a que la R7 sea una moto noble y fácil de conducir. El motor sale bien desde abajo, tiene unos medios vigorosos y una estirada final que en carretera no desentona, aunque en circuito se queda un poco corto.
Una moto fácil
La R7 resulta ser una moto noble y sin vicios, en la que todo sale de una forma fluida y natural desde el principio. Su potencia no intimida, pero ofrece buenas prestaciones, frena y se sujeta muy bien, es sorprendentemente precisa en sus trayectorias y aplomada en virajes largos. En resumen, es una máquina equilibrada que difícilmente pondrá en aprietos a su conductor.
En circuito es divertida, aunque tiene sus limitaciones, una superdeportiva pura de 750cc la puede doblar en potencia y casi también el precio, pero ese es otro planteamiento. En pista lo ideal consiste en mantener una buena velocidad de paso por curva, medir las frenadas, pilotar con finura y entrar en las curvas calibrando el gas y en la marcha adecuada.
Algo que, gracias a las cualidades de su chasis, suspensiones y neumáticos, no es difícil lograr. El tiempo de las motos de carreras de media cilindrada para ir por la calle ha pasado y ahora es el turno a motos más lógicas, más utilizables, con un mantenimiento sencillo y barato, pero que también aporten su dosis de emoción al utilizarlas.
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