Un nombre peculiar para un todocamino muy convincente. Me ha gustado el Kadjar y también que se fabrique en la planta palentina de Renault para todo el mundo. Porque es un coche bien hecho y su calidad representa el mejor aval para esa factoría de Palencia: en España también se saben producir coches tan solventes como éste…
La marca del rombo por fin deja en el olvido al Koleos, que tampoco carecía de cualidades pero al que una estética tremendamente poco acertada le penalizó hasta dejarle casi fuera de un segmento competido como pocos. Eso ya es historia y fruto de la alianza entre Renault y Nissan descubrimos un modelo que comparte hasta un 60 por ciento de piezas con un best seller como el Qashqai; eso sí, son sólo componentes que no están a la vista para que cada producto mantenga su identidad, porque de lo que podemos apreciar sólo un cinco por ciento es común.
Pero más allá de estas estrategias de grandes grupos, lo verdaderamente importante es que el Kadjar tiene todo lo necesario para dar mucha guerra a cualquier rival de lo que ahora conocemos como SUV. Para empezar es bonito, tiene empaque y su frontal rebosa personalidad con el gran rombo que preside su parrilla; no es un apuesta estilística arriesgada pero desde luego que ahora sí que hablamos de un coche que entra primero por los ojos.
La calidad general del producto se percibe en sus acabados y también en el equipamiento, realmente completo en las versiones más altas de la gama tanto en elementos de confort como de seguridad. La habitabilidad es correcta para cuatro ocupantes, mientras que el maletero también se presenta como suficiente para un uso familiar, incluyendo un doble fondo que permite un aprovechamiento más efectivo del espacio disponible.
Aunque la tendencia parece tener a cambiar, todavía son mayoría los que eligen un motor de gasóleo para coches como el que nos ocupa; el más potente de la oferta Kadjar es el dCi de 130 CV, que cumple con las expectativas aunque podría ser algo más fino de funcionamiento general. Se asocia a un cambio manual de seis velocidades y a la tracción delantera, la que eligen muchos de los compradores de todocaminos.
La plataforma denota que ha sido concebida incluso para coches más grandes y tiene aplomo suficiente; las suspensiones absorben bien sin llegar a descomponer la pisada, siempre que consideremos que su talante está en las antípodas de la deportividad.
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