Salimos de ruta por campo con el Porsche Macan eléctrico y la experiencia sorprenderá a muchos

El SUV compacto alemán es ahora exclusivamente sin emisiones, pero mantiene la mayor parte de las cualidades del modelo.

Porsche Macan

Porsche tomó hace unos meses la arriesgada y controvertida determinación de migrar a un formato libre de emisiones a su segundo modelo más vendido, solo por detrás del Cayenne. El Macan abandonaba los motores de combustión para dar la bienvenida a las versiones 100% eléctricas, una tecnología que en países como España continúa siendo residual.

Una apuesta firme por la descarbonización que podía poner en riesgo el éxito del Macan, tanto por su penetración aún baja en muchos mercados como por las reticencias que pudieran albergar los incondicionales del modelo. La marca, sin embargo, se muestra satisfecha con el desempeño del Macan Electric, pese que algunas especulaciones apuntan a que, antes o después, la gama de ampliará con una variante híbrida enchufable (rumor desmentido por Porsche).

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En este contexto, y ante la polivalencia del concepto Macan, otro de los dilemas que plantea esta variante libre de emisiones se refiere a su utilización fuera del asfalto. Las dudas planean sobre el producto inevitablemente: ¿está preparado este eléctrico para desenvolverse con soltura fuera de carretera? ¿Y sus propietarios arriesgarán un coche que puede superar los 100.000 euros en esas condiciones?

Una prueba real

Para responder a esta y otras cuestiones, el Porsche Macan Electric se ha puesto a prueba en el contexto de la experiencia de conducción fuera de carretera que la marca organiza cada año en las instalaciones de Bassella Experience (Lérida).  Un entorno ideal para comprobar, en un circuito específico o en pistas abiertas, el potencial del modelo frente a desafíos que, por lo general, superan claramente los que afrontarán la mayoría de sus usuarios.

El Macan Electric se vende en versiones diferentes de rendimiento, por tanto, con variedad de capacidades y autonomías. Pero en cualquier de ellas (Macan, Macan 4, Macan 4S y Macan Turbo) se trata de un coche sin emisiones realmente convincente en todos los sentidos, acorde a su prestigio, posicionamiento y precio. Así se ha verificado en otras condiciones de utilización en las pruebas que se han realizado en el momento de su lanzamiento el pasado año.

Desde los 250 kW (340 CV) del Macan básico a los 470 kW (639 CV) del Macan Turbo, parece evidente que potencia no es, precisamente, lo que echará de menos su conductor, incluyendo una inmediatez en su entrega que se revela como un arma definitiva al circular fuera del asfalto, la ya conocida de los vehículos eléctricos.

La tracción, por supuesto, es a las cuatro ruedas gracias a los dos motores disponibles (uno montado en cada eje) y con un cambio monomarcha que también facilita enormemente la gestión del rendimiento. Y todo ello sin olvida el silencio y la suavidad de circulación, algo especialmente apreciable en escenarios naturales.

Soluciones específicas para el campo

Más allá de estas cualidades propias de un eléctrico puro, en Porsche han dotado al nuevo Macan de una serie de soluciones específicas que refuerzan este compromiso con la polivalencia del vehículo más allá de la carretera.

Dependiendo de las versiones, se encuentran disponibles sistemas que facilitan el uso en campo y las capacidades del vehículo, como es el caso de una suspensión neumática adaptativa, la gestión inteligente de esta amortiguación y también de la tracción, bloqueo eléctrico del diferencial posterior o el eje trasero direccional con un giro de hasta cinco grados.

Todo ello se traduce en unas posibilidades de utilización en caminos, pistas e incluso obstáculos más exigentes que sorprenden por su alto límite, siempre considerando que el Macan es un SUV y no un todoterreno genuino. Porque ese es otro de sus grandes argumentos, exhibir en carretera un comportamiento, comodidad y prestaciones acordes con el legado de Porsche sin renunciar a salidas esporádicas fuera del asfalto con seguridad y tranquilidad.

El Macan Electric absorbe con eficacia las irregularidades del terreno, tracciona con solvencia en firmes de baja adherencia y tiene una altura suficiente para superar obstáculos de cierta entidad (además de una protección integral de los bajos, donde se ubica la batería de 100 kWh de capacidad), todo ello con una capacidad prestacional sobrada en estos terrenos.

Las principales limitaciones pueden llegar por los ángulos de ataque de su carrocería y la motricidad de los neumáticos de serie, obviamente enfocados a un uso prioritario en asfalto.

En definitiva, el Porsche Macan Electric se revela en una utilización fuera de carretera por encima de las exigencias de la mayoría de sus conductores, muy pocos se verán defraudados con ese potencial campero de una tecnología de última generación.

Otra cuestión es, como ya se ha señalado, cómo gestione el orgulloso propietario de este SUV prémium las tensiones provocadas por este uso, desde una carrocería arañada por ramas hasta los golpes en las protecciones o el deterioro en las llantas. Aunque esa ya, obviamente, una decisión personal que nada tiene que ver con la excelencia de este Macan sin emisiones.

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