Siendo honestos, no podríamos decir que el Skoda Fabia sea uno de esos coches que despiertan pasiones. Y ni falta que le hace, porque su filosofía es otra. Un utilitario de cuatro metros de longitud destinado a satisfacer necesidades de movilidad variadas, un pliego de condiciones con el que cumple con buena nota.
La marca lo ha puesto al día para el curso 2015 con algunas modificaciones estéticas, tecnológicas y de equipamiento. El resultado es un automóvil muy racional, quizá no el más bonito de su segmento (aunque ahora personalizable con combinaciones de colores) pero sí con cualidades sobradas para convertirse en una opción de compra más que aconsejable.
Con el Fabia tendremos coche para casi todo, aunque pueda parecer lo contrario. Su tamaño es adecuado para usarlo día a día en ciudad; su interior cuenta con espacio suficiente para cuatro adultos (un quinto ira algo más incómodo) y un maletero capaz; en carretera se mueve con una solvencia sorprendente en cuanto a prestaciones y tampoco dinámicamente desentona. Y todo, con una calidad general satisfactoria junto a un equipamiento que, al menos en las versiones superiores de la gama como la Style, ofrece todos los detalles que le podemos exigir.
El motor turbodiésel TDI de 1,4 litros y sólo tres cilindros es ideal para este modelo. Rinde 90 CV más que suficientes para rodar a buen ritmo en cualquier trazado, también a alta velocidad en autovía; existe la opción, muy recomendable, de asociarlo a un cambio automático DSG de siete velocidades y doble embrague, de funcionamiento intachable y en el que sólo se echan de menos unas levas en el volante que no encajan en el rango de precio de este Skoda. Y para rematar las bondades del propulsor, los consumos son ajustados en cualquier uso y en ciudad se minimizan gracias a un sistema de parada del motor en las detenciones.
En definitiva, un utilitario inteligente y capacitado para ser mucho más que un simple segundo coche familiar.
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