Por tamaño podríamos decir que es el hermano menor del Range Rover y no estaríamos mintiendo. Sólo que afinando algo más, quizá sería más apropiado considerar a esta versión Sport como una variante del modelo original, puesto que en muchos aspectos la iguala e incluso la supera.
Si cuando probamos el Range nos atrevíamos a preguntarnos si podía tratarse del mejor todoterreno del mundo, es fácil adivinar que esta nueva generación del Sport no le va muy a la zaga. Para empezar, su estética es igual de imponente y puede que incluso más, ya que sus dimensiones son más compactas, otorgándole un dinamismo que se complementa con el ligero descenso hacia atrás del techo, con una clara inspiración en el exitoso Evoque.
Su interior se encuentra disponible en opciones de cinco o siete plazas (en este caso con dos pequeñas auxiliares en el maletero), pero en cualquier caso con la exquisitez propia de la marca, que sirve para justificar el elevado precio de un producto de lujo como éste. Y la tecnología también lo hace, desde su poderoso motor turbodiésel de casi 300 CV a su transmisión integral, pasando por una suspensión que lo absorbe todo o sus diferentes modos de utilización.
Con ello, el resultado es altamente satisfactorio tanto en carretera como fuera de ella. Porque sí, éste también es un todoterreno auténtico, con unas posibilidades fuera del asfalto que llegan a sorprender. Lástima que esté al alcance de sólo unos pocos…
Cambio. El motorazo V6 del Range encuentra su complemento ideal en un sofisticado cambio automático de ocho marchas con accionamiento secuencial y levas.
Interior. La sensación interior es la propia de un coche de su categoría y precio: materiales nobles, acabados perfectos y equipamiento completísimo.
MOTOR: 4 picas
COMPORTAMIENTO: 3 picas
CONFORT: 4 picas
ECONOMÍA: 2 picas
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