Propuestas como la de Skoda con el Kodiaq cargan de argumentos el fenómeno comercial de los SUV, el segmento de moda en el mercado español (como en tantos otros) hasta copar un tercio de las ventas. Se trata del primer todocamino auténtico (dejando al margen el experimento del Yeti) de la marca checa del Grupo Volkswagen y el resultado no puede ser más convincente: un modelo muy polivalente, de diseño agradable y capaz de satisfacer las necesidades de un buen número de automovilistas.
Su carrocería es de dimensiones generosas dentro de su categoría, roza los 4,7 metros de longitud, y tiene un diseño elegante, aunque quizá menos llamativo que el de algunos de sus rivales de segmento, que además son muchos y cualificados. El frontal es la zona con una personalidad más marcada, con una parrilla muy identificable con su origen de marca.
Gracias a su buen tamaño goza de la ventaja de poder ofrecer hasta siete plazas, montando dos añadidas en el piso del maletero, que por lo demás se muestra muy capaz además de aprovechable por las formas regulares de sus paredes y un piso plano y accesible. Los dos asientos auxiliares son una opción y tiene la funcionalidad habitual en soluciones de este estilo: para un uso más esporádico que frecuente y preferiblemente para ocupantes que no sean muy corpulentos (ideales para niños, por tanto).
El interior es de buena factura, con plásticos de tacto agradable y bien ensamblados. La calidad general no llega al nivel de modelos de marcas premium, pero resulta más que satisfactorio para cualquier usuario medio, entre otras cosas porque se trata de una cuestión que siempre se debe relacionar con el precio del producto.
El equipamiento Style es el superior de la oferta y, como tal, se muestra a un excelente nivel, con elementos de confort y seguridad que se combinan con otros muy prácticos, una de las señas de identidad de la marca. No se echa en falta ninguno de los detalles que ya se consideran imprescindibles en un automóvil de su categoría
El motor turbodiésel de 150 CV es el de menor potencia de la gama (hay otro de 190 CV), pese a lo que puede ser suficiente para la mayoría. Especialmente porque se apoya en un excelente cambio automático DSG de doble embrague y siete marchas, junto a las ventajas para determinados uso de la tracción integral.
Una característica que incluso permite afrontar ciertos recorridos fuera de carretera, además de incrementar la seguridad en asfalto deslizante. El consumo del propulsor TDI del Grupo VW no es elevado (6,5 litros de media a los 100 kilómetros) pero tampoco el más ajustado del segmento, el peso del coche (casi 1.000 kilos) influye de forma negativa en este sentido.
En marcha cumple sin ser especialmente ágil, lo que compensa con una óptima calidad de rodadura que repercute de forma muy positiva en el confort general de utilización. Ya decimos que es un coche grande y pesado (al menos en las versiones más equipadas), con una dirección de tacto algo difuso por lo que resulta menos preciso en sus reacciones que algunos de sus competidores. Se trata, en todo caso, de condicionantes menores y en carreteras reviradas, puesto que por lo demás su aplomo en autovía o autopista es intachable. En ciudad conviene tener en cuenta sus dimensiones a la hora de maniobrar.
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