Según las estadísticas que maneja la Dirección General de Tráfico (DGT), la velocidad inadecuada causó el año pasado 211 muertes en España en las carreteras interurbanas. Se trata del tercer factor concurrente más habitual en los siniestros de tráfico, especialmente en aquellos con víctimas mortales.
Por este motivo, con el objetivo de reducir el número de siniestros mortales y de heridos graves, Tráfico instalará, a lo largo de este año, 88 nuevos radares, el 60% de los cuales serán de tramo. Además, la mayoría se colocarán en carreteras convencionales, en las que tienen lugar siete de cada diez siniestros mortales.
Está demostrado que la velocidad no solo afecta al riesgo de verse involucrado en un siniestro de tráfico; a mayor velocidad, es más difícil reaccionar a tiempo para prevenir el siniestro y más graves son las lesiones producidas a consecuencia de este.
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Las sanciones por exceso de velocidad varían en el monto económico, desde 100 hasta 600 euros, con la posibilidad de perder puntos en ciertos casos.
La velocidad más alta
Sin embargo, se acaba de conocer el caso de un conductor que circulaba hace dos años a más de 410 km/h en una autopista belga y que puede librarse de todos los cargos.
Las autoridades de Bélgica y los equipos de trabajo que han estado casi dos años investigando el suceso sostienen que alcanzó una velocidad de 388 km/h, y que el cuentakilómetros del coche mostraba una cifra de 413 km/h.
Estos datos no están certificados debido a que el radar, y siempre según la prensa de ese país, no estaba calibrado para registrar esas velocidades. El primero de los datos (388 km/h) se obtuvo al medir el paso del coche entre dos puntos de la autopista, en una zona limitada a 120 km/h y donde se encontraban algunas cámaras que pudieron grabar la secuencia. Los cálculos matemáticos hicieron el resto.
Velocidad real
La otra cifra (413 km/h) es también una aproximación, basa en este caso en el hecho de que los cuentakilómetros de los coches no muestran la velocidad real. Y es que todos estos aparatos ofrecen un dato falso. Esta desviación entre velocidad real y la que marca el velocímetro no es casual.
Está amparada por la legislación y los fabricantes de vehículos asumen esos preceptos. Se encuadra dentro la normativa europea denominada UN ECE Regulation 39, que en su artículo 5.3 reza así: “La velocidad indicada [en el velocímetro] nunca deberá ser inferior a la velocidad real del vehículo”.
Siempre que tiene haber un margen de error al alza de un 10% más 4 km/h. Sirva como ejemplo un vehículo que circula a una velocidad de 100 km/h. Este tendría un margen de error de 14 km/h. Es decir, el velocímetro va a marcar 114 km/h, pero la velocidad real a la que vehículo circula es de 100 km/h.
Radares calibrados
Los dispositivos de detección ubicados en las vías de Bélgica se clasifican en distintas categorías y pueden detectar velocidades máximas variables. Aunque los equipos colocados en las autopistas son los más avanzados, no cuentan con aprobación para detectar velocidades por encima de los 250 o 300 km/h. Por encima de estos límites, la precisión de las mediciones podría cuestionarse, como así ha sucedido en este caso.
Lo único claro es el tipo de vehículo que ha superado el récord de velocidad y de irresponsabilidad. Se trata de un Bugatti Chiron, un hiperdeportivo que monta un propulsor de 16 cilindros en W con 8.0 litros de cubicaje y que entrega 1.500 CV de potencia. Estos números le hacen capaz de superar los 425 km/h de velocidad máxima.
Penas de cárcel
A la velocidad a la que fue detectado el conductor del Bugatti Chiron (413 km/h), un coche viaja a 114 metros por segundo y tardaría un kilómetro y medio en detenerse por completo. De haber sucedido en España, el automovilista se enfrentaría a cargos que incluirían penas de cárcel.
El artículo 379 del Código Penal estipula que “el que condujere un vehículo de motor o un ciclomotor a velocidad superior en sesenta kilómetros por hora en vía urbana o en ochenta kilómetros por hora en vía interurbana a la permitida reglamentariamente, será castigado con la pena de prisión de tres a seis meses o a la de multa de seis a doce meses o trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a noventa días; y, en cualquier caso, a la de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores por tiempo superior a uno y hasta cuatro años”.
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Entusiasta del motor en toda su magnitud, preferiblemente los V12. Le dijeron que cuatro ruedas eran mejor que dos, por eso se compró otra moto. Claro que también le apasiona cuando van las cuatro juntas. Ha trabajado como creativo publicitario para muchas marcas de coches y motos e hizo la mili en esto de juntar letras en la editorial Luike.