El Audi R8 es la joya de la corona de la marca de los cuatro aros pero, lejos de acomodarse, acaba de actualizarse para ser todavía mejor. Aunque no se trata de una nueva generación, desde la compañía se han preocupado de introducir suficientes mejoras como para que se aprecien los cambios de forma significativa.
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Ya desde el frontal se aprecian las modificaciones, con una gran parrilla de líneas rectas sobre la que se encuentran tres pequeñas entradas de aire, un detalle que hereda del nuevo Audi A1. También cambia el difusor trasero, ahora con una orientación más vertical; se añaden dos nuevos colores de carrocería (azul Ascari y gris Kemora) y están disponibles tres paquetes cromáticos (en función del motor elegido) que añaden distintos tonos al alerón delantero, los faldones laterales y el difusor trasero.
El motor sigue siendo el conocido bloque 5.2 V10 FSI, aunque recibe un aumento de potencia en sus dos versiones. La de acceso pasa de entregar 540 a 570 CV, así como de los 540 a los 550 Nm de par; mientras que el R8 Plus sube de 610 a 620 CV, creciendo el par máximo también de 560 a 580 Nm.
La suspensión se ha reajustado para que la conducción sea más precisa y estable, se han sumado tres nuevos modos de conducción (Dry, Wet y Snow), además de los frenos de acero están disponible otros carbocerámicos, la puesta a punto del control de estabilidad reduce en 1,5 metros el espacio necesario para parar desde 100 km/h y existe la posibilidad de que la barra estabilizadora delantera sea de polímero reforzado con CRFP y aluminio, lo que rebaja dos kilos el peso del conjunto.
Con las mejoras mecánicas, el actualizado R8 consigue optimizar sus prestaciones. En su variante cupé de acceso acelera de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos, en 3,5 si se trata del Spyder, mientas que la más potente, con techo cerrado, completa el sprint en 3,1 segundos (3,2 el descapotable).
El renovado Audi R8 se pondrá a la venta a principios de 2019 y llegará a los concesionarios durante el primer cuatrimestre.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.