Cada vez que ve la luz un nuevo Porsche 911 todas las miradas están puestas en su versión Turbo S, la más deportiva de la gama y que, generación tras generación, sube de nivel. La última ha seguido la tradición y se ha convertido en la más potente de la historia.
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Utiliza el mismo motor 3.8 bóxer de su predecesor, aunque ha recibido numerosas mejoras como unos turbos de mayor tamaño y un sistema de admisión rediseñado que han permitido a los ingenieros elevar su rendimiento hasta los 650 CV y los 800 Nm de par máximo. La caja de cambios automática PDK de doble embrague y ocho marchas, mientras que el sistema Porsche Traction Management (PTM) de tracción integral se encargan de gestionarlos para permitirle acelerar de 0 a 100 km/h en 2,7 segundos, de 0 a 200 km/h en 8,9 y alcanzar una velocidad punta de 330 km/h.
Tiene una anchura de vías mayor que las del 911 convencional, concretamente 42 milímetros en el eje delantero y 10 en el trasero; la suspensión adaptativa está rebajada en 10 milímetros, el alerón genera un 15% más de carga aerodinámica, además de calzar llantas de 20 pulgadas en las ruedas delanteras y de 21 en las traseras.
El hecho de que el apellido del deportivo luzca esa S final deja claro que dentro de un tiempo se presentará el Turbo convencional, que tendrá unas características similares pero algo más suavizadas, así que es esperar una potencia más contenida, menores prestaciones y una tarifa algo inferior.
El Porsche 911 Turbo S ya ha abierto pedidos, con un precio de partida de 249.963 para el Coupé y de 265.439 euros para el Cabrio.
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