A las marcas les encantan las efemérides. Ya sea de un modelo, de su propia creación o, como es este caso, de su fundador. Ferrucio Lamborghini nació el 26 de abril de 1916 y para celebrar el que hubiera sido su primer siglo de vida ha nacido el Lamborghini Centenario.
Puede que resulte familiar, y es que este “nuevo” superdeportivo toma como base el buque insignia de la gama, el Aventador SV, al que mejora en prácticamente todos sus aspectos.
Con una longitud de 4.924 mm y una altura de 1.143 mm, es 144 mm más largo y 7 mm más alto que su hermano; sin embargo es 55 kg más ligero (1.520 kg en seco) gracias a su monocasco hecho integralmente de fibra de carbono.
Su imagen es indudablemente ‘Lambo’, con un toque incluso más recargardo del que caracteriza a la marca, pero que está totalmente justificado: la gran cantidad de entradas y salidas de aire (frontal, capó, pasos de rueda, etc) ayuda tanto a optimizar la aerodinámica como a refrigerar los componentes mecánicos.
Tardábamos en llegar al alma de la bestia que es el motor V12 atmosférico del Aventador, pero potenciado hasta los 770 CV. Con él completa el sprint 0-100 en 2,8 segundos, hace el 0-300 en 23,5 y su velocidad máxima es de 350 km/h.
De nuevo, y como sucede con todos los modelos únicos de Lamborghini, la exclusividad será altísima con una producción de solo 40 unidades, 20 cupés y 20 descapotables, a un precio de 1,75 millones de euros. Ni te molestes en pensarlo, todos los Centenario se vendieron antes incluso de que se supiera el aspecto de la máquina.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.