Los vehículos de Vanderhall se han hecho famosos porque son biplazas de tres ruedas muy divertidos de conducir, pero hasta ahora pecan de poca practicidad. Con el Vanderhall Camel, la marca ha querido arreglar este aspecto, presentado una alternativa igual de dinámica pero que ofrece un mayor nivel de confort.
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Así, respecto a otros modelos que produce, gana elementos como las puertas o un techo desmontable, protegiendo mucho mejor de la climatología. Esta configuración, además, permite añadir extras de equipamiento tales como la calefacción, el aire acondicionado o los asientos calefactados, tapizados en piel sintética.
Su dotación de serie no acaba ahí, ya que hay que sumar el sistema de audio de dos canales con conexión Bluetooth, la dirección eléctrica, los faros LED, llantas de aleación de 19 pulgadas, mejoras mecánicas como los frenos de alto rendimiento con pinzas de cuatro pistones y la posibilidad de elegir entre cuatro colores para la carrocería (Silver Vintage Metallic, Poseidon Blue Metallic, Ruby Metallic y Pearl White).
También experimenta mejoras bajo el capó, ya que, en lugar del motor 1.4 de 182 CV del Vanderhall Venice, opta por un bloque 1.5 tetracilíndrico que entrega 203 CV y además es más ligero. Esto ayuda a que el conjunto solo pese 726 kilos, repartidos en proporción 75/25 entre ambos ejes, y que acelere de 0 a 100 km/h en 4,5 segundos, alcanzando una velocidad máxima de 222 km/h.
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Apasionado del motor desde pequeño, primero de las motos y después de los coches, con especial predilección por los modelos nipones. Lleva una década dedicándose al sector, formado primero en Autobild y desde entonces en el Grupo Prisa, probando todo lo que haga ruido... o no.