Tener una gran cuenta en el banco no implica ser ostentoso u extravagante. Aunque parezca que ambas cosas van de la mano, no hay nada más lejos de la realidad en ciertos casos.
Ken Fisher, aunque no sea un nombre que rápidamente se asocia a un personaje famoso, sí que es conocido por los redactores de Forbes. Obviamente, eso solo puede significar una cosa: muchos millones en la cartera.
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En concreto, según Forbes, la fortuna de Ken Fisher es de 11.200 millones de dólares. Este estadounidense es analista de inversiones y, además, tiene una columna desde haces en la propia Forbes. El origen de su gran fortuna es Fisher Investments, una firma con un valor de 294 mil millones de dólares.
No obstante, el carácter de Fisher no refleja el valor de su cuenta corriente o de su firma. Es un hombre que siempre se ha caracterizado por su sencillez, alejado de la ostentación que muchos asociarían a semejante riqueza. Es más, tal y como el mismo confesó en una entrevista a The Telegraph, Ken Fisher conduce todavía su viejo Volvo de hace 25 años.
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Aunque Volvo es una marca considera de gama más alta que otros fabricantes más generalistas, no es precisamente de lujo. Sus coches están caracterizados por ser fiables y especialmente seguros.
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Además, la marca sueca también ha destacado en los años 2000 por haber consiguido multiplicar su valor desde su inicios hasta la actualidad de manera superlativa. Hace 30 años, algunos Volvo podían costar los 20.000 euros de entonces (que eran pesetas), mientras que ahora el precio en muchos casos es del doble.
Algunos conductores con una cuenta corriente importante enseguida invierten en coches de alta gama o de lujo, cuando no en garajes enteros valorados en millones de euros. Este no es el caso de Ken Fisher, quien además ha declarado en varias ocasiones que toda su fortuna no pasará automáticamente a sus hijos hasta que se muestren merecedores de ella.
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Graduada en Periodismo por la Universidad de Zaragoza, su primer contacto con el mundo del motor fue en los mundiales de MotoGP y Superbikes. Dio el salto al periodismo de motor hace cinco años y, desde entonces, sigue todo lo que tenga ruedas, especialmente si es made in Italy.