El incidente ocurrió a principios de septiembre. Un conductor de Luxemburgo entró a Alemania, desde Suiza, conduciendo un Ferrari. Este movimiento, a priori, parece normal y rutinario en los puntos transfronterizos: no es así cuando se traspasan los límites de la Unión Europea (UE).
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El hombre, de 60 años, iba al volante de un Ferrari Roma con matrícula de Suiza: para entrar en Alemania debía haber declarado su cruce en la aduana. El conductor, originario de Luxemburgo, no lo hizo y fue descubierto en uno de los controles de la frontera.
Los vehículos que están matriculados fuera de la Unión Europea deben pagar el impuesto al ser importados por primera vez a Alemania. Sólo en algunos casos excepcionales se exime de esta tasa: por ejemplo, para vehículos de alquiler o de empresa.
La infracción tuvo lugar en Konstanz-Paradiesertor y la identificaron en durante una inspección rutinaria. La Oficina de Aduanas de Singen ha establecido un pago total de 124.000 euros: 64.000 corresponden a tasas aduaneras y 60.000 a la multa prevista. El propietario del Ferrari Roma pagó tanto las tasas como el depósito en el acto y le permitieron continuar su viaje.
No es un hecho aislado
La Oficina Principal de Aduanas de Singen ha explicado, en un comunicado, que “no se trata de un caso aislado, aunque el valor de los vehículos rara vez se encuentra en este segmento de precio”.
No en vano, entre enero y junio de 2025, la citada aduana interceptó 26 coches matriculados fuera de la Unión Europea y conducidos por residentes de la UE. El valor total de los vehículos superó los 230.000 euros, lo que supuso un impuesto de importación de aproximadamente 71.500 euros.
En el mismo período, también se identificaron 38 coches, transportados en remolques y sin los documentos necesarios para el despacho de aduanas. Estos tenían un valor total de más de 330.000 euros, lo que se tradujo en una recaudación de más de 165.000 euros en impuestos de importación.
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Desde que aprendió a hablar y escribir, una de sus pasiones siempre fue contar todo lo que pasaba a su alrededor. Hizo las maletas y cambió Zaragoza por Madrid para estudiar Periodismo en la Universidad Complutense. Antes de graduarse, el mundo del motor se cruzó en su camino… y nunca lo ha abandonado.