Audi estudia cómo recargar por inducción los coches eléctricos

La idea es sencilla, pero difícil de llevar a la práctica en coche: cargar las baterías del vehículo  eléctrico sin necesidad de enfucharlo a la red. Es lo que Audi llama sistema Audi wireless charging o recarga inalámbrica.

Björn Elias, que es el responsable del proyecto, lo explica: «Nuestro objetivo es ofrecer un sistema de recarga acorde con un vehículo de categoría premium: fácil de usar, totalmente automático y sin conexiones mecánicas. Para ello utilizamos el principio de inducción, ya conocido en distintos ámbitos, desde los cepillos de dientes eléctricos hasta las placas de cocina. Ahora, podemos utilizar también este principio para recargar la batería de nuestros coches».

Uno de los socios de Audi en la investigación para la recarga inalámbrica es WiTricity Corporation, empresa con sede en Boston. La compañía americana suministra los componentes del sistema, como las bobinas o las placas de inducción. La bobina primaria se localiza normalmente en el piso, por ejemplo en una plaza de aparcamiento, mientras que la bobina o inducido secundario se coloca en la parte inferior del vehículo Audi e-tron.

Cuando el Audi e-tron, o cualquier otro vehículo convenientemente equipado, se detiene en la zona donde se ubica el inducido primario, se inicia de forma automática el proceso de recarga. La corriente alterna que circula en esta bobina primaria genera un campo magnético que provoca un voltaje inducido en la bobina integrada en el vehículo. La corriente pasa a alimentar las baterías del vehículo. El proceso termina de forma automática cuando la batería está completamente cargada o si se interrumpe el proceso de forma manual  al mover el coche.

El inducido primario puede instalarse en el suelo, incluso bajo la superficie del piso; por ejemplo, en una plaza de garaje. La instalación no se ve afectada por las inclemencias meteorológicas, como la lluvia, la nieve o el hielo, pues el campo magnético se produce únicamente cuando hay otro vehículo con un inducido secundario parado encima del primario. Y no existe ningún tipo de riesgo para los seres humanos o para los animales.

Esta tecnología de recarga también puede integrarse en la infraestructura del tráfico; por ejemplo, en aparcamientos públicos  o en urbanizaciones.  Elias esboza un posible escenario a medio plazo.  Imaginemos que conducimos nuestro Audi e-tron de camino al trabajo y, al volver a casa, queremos hacer una parada en unos grandes almacenes. No importa en qué plaza aparquemos, la batería comenzaría a recargarse y podría hacerlo, incluso, al detenernos en un semáforo. Estos ciclos cortos son ideales para la recarga: cuanto menor sea la diferencia entre el valor de la tensión antes y después de la recarga, mayor será la vida útil de la batería.

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