El Audi SQ5 TDI Sportback apuesta por la deportividad diésel

Tras la presentación del Q5 Sportback, versión de corte coupé del SUV premium, Audi no ha tardado mucho en sacar a la luz su versión tope de gama, un Audi SQ5 TDI Sportback que, al contrario que en marcas rivales, opta por una mecánica diésel (eso sí, con tecnología microhíbrida) bajo el capó.

Se trata de un motor 3.0 V6 TDI que desarrolla 341 CV y 700 Nm de par, asociado a una caja de cambios automática de ocho relaciones y a la tracción integral Quattro, lo que le permite pasar de 0 a 100 km/h en 5,1 segundos, aunque su velocidad máxima está limitada a 250 km/h, lo habitual en los modelos de alto rendimiento de la firma.

Además, cuenta con un sistema eléctrico de 48 voltios y un turbocompresor con apoyo eléctrico lo que, por una parte, mejora el rendimiento del bloque térmico (se reduce el retardo de la entrada en acción del turbo), y, por otra, ayuda a contener el consumo y las emisiones, porque la activación del turbo pasa de mecánica  a eléctrica.

Audi refuerza el comportamiento dinámico del todocamino con unos frenos de grandes discos y pinzas de aluminio de seis pistones en las ruedas delanteras, y con el tren de rodaje deportivo S, que rebaja 30 milímetros la altura del conjunto y, como extra, puede sustituirse por una suspensión neumática adaptativa.

Partiendo de la ya atlética silueta del Q5 Sportback, su diseño recibe los habituales añadidos de las versiones S, como son una parrilla específica, entradas de aire de gran tamaño en el paragolpes, llantas de diseño exclusivo (en este caso de 20 o 21 pulgadas) y un difusor más deportivo, en el que se encuentran dos salidas de escape dobles. El habitáculo respeta la configuración y tecnología del modelo base, pero suma unos asientos con más apoyo lateral y molduras de aluminio.

Se pondrá a la venta durante la primera mitad de 2021, pero por el momento no se han anunciado sus precios.