En el cada vez más populoso y competido mundo del turismo cámper, la Caracat 860 le da una vuelta extra al concepto, combinando las características de una caravana tradicional con las posibilidades que le da el hecho de ser también una embarcación. Para acampar en tierra o en el agua.
Se trata, básicamente, de un barco acoplado a un remolque del que puede tirar el coche. Así, mientras se desplaza por carretera, opera como una caravana normal; y al detenerse para pasar la noche, también.
Sin embargo, su principal virtud es que, ante una masa de agua, puede desengancharse para continuar el trayecto por mar, río o lago. Utiliza un pequeño motor eléctrico para propulsarse, un bloque Torqeedo de solo 8 CV de potencia.
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Lógicamente sus prestaciones no son asombrosas, pero se trata de una casa-embarcación de paseo, así que los propulsores cumplen con su función.
Está disponible en tres tamaños, para adaptarse a las necesidades de cada cliente. El más pequeño es de seis metros de longitud, el intermedio alcanza los 6,6 y el más largo crece hasta los 8,6 metros.
Para dormir en el mar
En cualquiera de los casos su dotación es muy completa, a la altura de lo que ofrecen las caravanas convencionales de primer nivel.
Es posible elegir entre distintas configuraciones interiores, aunque en todas ellas dispone de un sofá grande que se transforma en cama y de otro más pequeño que tiene la misma función, un completo baño con retrete, lavabo y ducha; cocina con fogones, fregadero y nevera; armarios y mesas.
Además, en la parte delantera hay un pequeño balcón, mientras que en la trasera se extiende una plataforma en la que es posible colocar una mesa para hacerla funcionar como terraza. Por último, el techo ofrece varias posibilidades de personalización, pudiendo instalar placas solares y techos de lona para formar un solárium.
Por el momento, no se han desvelado los precios de ninguna de las tres versiones.
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