Puede que de un tiempo aquí Rolls-Royce no haya protagonizado grandes lanzamientos y novedades, pero en los últimos meses lo ha compensado otorgando gran importancia a su división de personalización, y ha mostrado una gran cantidad de proyectos hechos a medida.
El último es el St. James Rolls-Royce Wraith, una unidad única que un afortunado (y adinerado) cliente anónimo disfrutará. ¿Y qué tiene de especial? Lo primero es el color exclusivo de la carrocería, un rojo brillante que no es nada habitual en este modelo. Lo segundo es el tratamiento en aluminio de algunos elementos, como son la parrilla y los tiradores de las puertas. Y por último, las llantas de cinco radios con detalles en negro brillante.
Además, como es costumbre en este tipo de trabajos, luce en los umbrales de las puertas unas placas identificativas.
El cliente no ha slocitado ningún tipo de mejora mecánica, seguramente crea que el motor 6.6 V12 biturbo de 624 CV es suficiente. No en vano es el motor más potente montado nunca por un Rolls-Royce de serie.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram