Un concesionario hacía pruebas de velocidad con sus coches en el techo de un edificio: así era el Palacio Chrysler

En 1927 se levantó en Argentina un edificio que comercializaba coches de la marca Chrysler. El concesionario probaba esos mismos vehículos en el circuito del techo.

circuito chrysler
Este edificio, conocido como Palacio Chrysler, albergaba un circuito en el techo. | Wikicommons

El edificio de Lingotto, en Turín, es conocido por la famosa pista de su techo. Giovanni Agnelli, dueño de Fiat, mandó construir este circuito en 1915 y, debajo, toda la fábrica en la que se produjeron vehículos de diversas marcas hasta 1982.

Aunque sí fue la primera, esta pista de pruebas no es la única en el mundo. En Argentina, un concesionario decidió emular la idea de Agnelli y replicarla en Palermo, el barrio más grande de Buenos Aires.

Este edificio se conoció como Palacio Chrysler, ya que eran los coches de esta marca norteamericana los que ahí se comercializaban. El circuito óvalo, colocado encima de toda la estructura, se utilizaba para probar y rodar los nuevos modelos de Chrysler que llegaban al local.

No obstante, la propiedad de este edificio era de la concesionaria Resta, la que comercializaba la marca Chrysler. El proyecto comenzó en 1927 con el arquitecto italiano Mario Palanti a la cabeza y con la idea de la fábrica de Lingotto ya presente como inspiración.

El Palacio Chrysler ocupada una manzana entera y en el edificio había un salón de exposiciones, las oficinas del negocio e incluso talleres mecánicos y una pequeña planta de fabricación de repuestos para los automóviles.

El Palacio Chrysler ahora son apartamentos de lujo

También había un espacio para guardar los coches hasta que se entregaban a sus dueños e incluso un espacio para acabar las unidades que se comercializaban. Al circuito del techo se le conocía como estadio Olimpo y no solo sirvió para probar los vehículos de Chrysler, sino que también albergó algunas competiciones de motociclismo.

Este circuito óvalado tenía una extensión de 1.730 metros y el peralte alcanzaba los 45 grados de inclinación. La pista original era de ladrillo, aunque posteriormente se asfaltó. Tenía capacidad para 3.000 personas e incluso un sistema de iluminación bastante avanzado para la época.

Con la crisis de producción automovilística provocada por la Segunda Guerra Mundial, truncó los planes para este circuito-fábrica, que acabó siendo ocupado por el ejército argentino. En 1995, el Palacio Chrysler cambió por completo para convertirse en un complejo de apartamentos de lujo.

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