Jeep, Escarabajo y Jimny: los iconos de la Segunda Guerra Mundial

Tres cuartos de siglo después, algunos vehículos del desembarco de Normandía se han convertido en símbolos icónicos.

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Un todoterreno Willys en el Salón de Ginebra.

El 6 de junio se celebró el 75 aniversario de la Operación Ovelord, nombre en clave del desembarco de Normandía, que hasta hoy sigue siendo la mayor misión logística de la historia. En concreto, el Día D se utilizaron 7.000 barcos, 1.200 aeronaves y 10.500 vehículos de todo tipo, sin contar con los 1.500 carros de combate y los 5.000 vehículos oruga y half-trak que participaron en esta acción bélica. Tres cuartos de siglo después, algunos de los vehículos no blindados que tomaron parte en el desembarco, y otros que eran significativos en ambos bandos, se han convertido en símbolos icónicos ajenos al conflicto desde entonces.

Willys MB: el Jeep

En 1940, el Ejército de los Estados Unidos necesitaba un vehículo pequeño, con tracción a las cuatro ruedas que pudiera servir para diferentes tareas y misiones, con sobresalientes capacidades de desempeño, estabilidad, autonomía, fiabilidad y escaso mantenimiento. Así fue como nació el famoso Jeep, aunque con otro nombre. Bantam, una pequeña compañía de Pensilvania, desarrolló el primer prototipo e incluso llegó a construir 2.675 unidades. Pero la guerra exigía de muchos vehículos en poco tiempo, por lo que el Ejército propuso a las compañías Willys-Overload y Ford Motors Company, mucho más capaces, que hicieran su propia propuesta basándose en el coche de Bantam. Así nacieron el Willys MB y el Ford GPW, modelos capaces de alcanzar los 105 km/h, recorrer 380 kilómetros sin repostar y mover con soltura los 1.040 kilos que pesaban.

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El Willys MB.

El modelo de Bantam era el de menor coste y el más eficiente, pero las influencias de las grandes compañías en el Gobierno hicieron que se otorgara la producción a los prototipos más caros. Al menos el de Willys añadía mayor potencia y el de Ford más comodidad.

En cuanto al apodo Jeep hay dos teorías: una dice que proviene de una derivación de las siglas en inglés de GP (general purpose o propósitos generales, en español) que era la especificación militar del vehículo; de yipi se quedó en jeep. La otra teoría afirma que procede de Eugene the Jeep, un personaje de Popeye, en concreto una mascota de Olivia, con poderes fantásticos. De una forma u otra, el Jeep se ha convertido desde entonces en el símbolo de los vehículos 4×4, más para la paz que para la guerra.

Welbike, la minimoto que se tiraba en paracaídas

La marca británica Excelsior Motor Co., conocida por sus motocicletas, fue la encargada de construir una moto que pudiera lanzarse al mismo tiempo que los paracaidistas que se arrojarían sobre suelo francés el Día D. Se trata de la Welbike, una moto diminuta, de tan solo 32 kilos de peso, sencilla de manejo y de montaje rápido, ya que se lanzaba desmontada en un pequeño contenedor. De hecho, solo tenía una marcha y había que presurizar el depósito de gasolina de forma manual. Eso sí, de prestaciones no iba mal: con una autonomía de 145 kilómetros y un máximo de 45 km/h contribuyó al rápido despliegue de las tropas. Pequeña pero matona.

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La minimoto Welbike.

Tras el conflicto se comenzó a comercializar esta minimoto bajo la marca Corgi, añadiendo elementos que habían sido suprimidos o reducidos, como el depósito de gasolina, que adquiere ahora un tamaño normal. Además, se pintó de rojo y se incorporó el logotipo de Indian Motorcycles para tener mayor aceptación en el mercado estadounidense.

Dodge, GMC y Bedford, encargados del transporte

Los británicos aportaron otro de los vehículos clave para la Operación Overlord, el Bedford MWD GS. Aunque pertenece a la empresa estadounidense General Motors, fue fabricado en el Reino Unido. El MWD estaba destinado a los batallones de infantería del Ejército británico, al ser pequeño, estable, de fácil manejo y con buena autonomía: más de 400 kilómetros a una velocidad máxima de 80 km/h. Además, podía llevar hasta 10 soldados, que significaba mucho para la época.

Pero si hablamos de transporte de tropas y material, el que mejor resultado dio el Día D fue el General Motors Company CCKW del Ejército estadounidense, que al igual que el Jeep, también tenía apodo, en este caso Jimny. Desde 1941 hasta 1945 se fabricaron 800.000 unidades en 58 versiones diferentes, y fue tan útil que se usó tanto en la Segunda Guerra Mundial como en la Guerra de Corea de 1950, e incluso algunos países como Filipinas, Taiwán y Noruega los han usado hasta la década de 1990.

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Una unidad del GMC CCKW.

El éxito del GMC CCKW era la enorme capacidad de carga que podía albergar bajo su característica lona. Además tenía tracción en las seis ruedas, que incluso se podía desconectar el eje delantero si no era necesario usarlo. En cuanto al motor, seis cilindros en línea, 4,5 litros y 103 CV. El cambio tenía cinco velocidades en alta y  otras tantas en reductoras y podía alcanzar una velocidad de 72 km/h.

Teniendo en cuenta las bajas que supuso el desembarco de Normandía, 10.500 solo en el bando aliado (contando muertos, heridos, desaparecidos o prisioneros), era necesario contar con unidades de transporte de heridos que garantizaran su repliegue a retaguardia. Aquí tuvo mucho que ver el uso del Dodge WC54 como ambulancia. Un camión ligero, rápido (hasta 85 km/h), con tracción integral, basado en el chasis Dodge T214 Beep, que presentaba una distancia entre ejes más larga y una suspensión ajustada para suavizar la marcha y generar mayor confortabilidad a los heridos.

En su interior había espacio para entre cuatro y siete pacientes más un médico. Si se utilizaban las camillas a modo de literas plegables, podían ser transportados acostados hasta cuatro soldados. Otro aporte para facilitar la evacuación de heridos fue el escalón plegable para permitir un acceso más fácil para los portadores de camillas y los soldados lesionados. Teniendo en cuenta que esto había que hacerlo de forma rápida por el estado de los heridos y bajo el peligro del fuego enemigo, no es poca cosa.

Ambos bandos, un modelo de moto

Operando desde el frente oriental europeo estaban las IMZ-Ural, que no son de origen ruso sino que son una copia de la moto alemana BMW R71, conocidas por ser las motos que usaba el África Corps, aprovechando el tratado de no agresión ruso-alemán de 1939. El nombre de Ural viene precisamente del final de ese tratado, ya que al entrar Rusia en la Segunda Guerra Mundial, se llevaron la producción de esta moto a los Urales para escapar de los bombardeos alemanes.

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La BMW R71.

Este modelo de moto, la R71, ha sido el más producido a lo largo de la historia, superando actualmente las 3.200.000 unidades. Hoy en día, Ural, es prácticamente la única marca que sigue haciendo motocicletas con sidecar, que va adaptando en mecánica y tecnología a los tiempos que corren. Lo último es la Ural E Project, de propulsión eléctrica.

Los vehículos del otro bando

Al otro lado de las playas de Normandía, y en media Europa, se extendía el ejército alemán, donde también había vehículos que han trascendido a la época de guerra. Quizás el más conocido es un Porsche y no hablamos de un 911 de combate o algo parecido, sino del diseño que hizo Ferdinand Porsche para la el ejército nazi, el Volkswagen Tipo 1, también conocido como Beetle o Escarabajo. Aunque no se usó con la carrocería que más conocemos, sino solo el chasis.

En 1938, a este modelo de automóvil se le denominó KDF-Wagen (o Kraft durch Freude Wagen, en alemán), que viene a decir “el coche de la fuerza mediante la alegría”. Su adaptación militar más usada fue el modelo VW Kübelwagen, del cual se fabricaron 50.000 unidades, que vendría a ser el equivalente al Jeep estadounidense pero sin tracción a las cuatro ruedas. Aun así, tanto el motor como la tracción eran traseros, que unido a la considerable altura del eje sobre el suelo y a su peso reducido, facilitaba su comportamiento campo a través.

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El Volkswagen Kübelwagen.

Una vez terminada la guerra, se retomó la producción en cadena a gran escala del VW Tipo 1, el Beetle, que se ha estado fabricando hasta el año 2003 en México. También se ha recuperado posteriormente la fabricación del Kübelwagen. En los años 70 se fabricó como modelo civil con el nombre de Volkswagen Tipo 181, o más conocido como Safari.

Otro vehículo alemán que se produjo masivamente fue el Krupp-Protze. Se trata del equivalente, en cuanto a transporte de tropas y artillería, del GMC CCKW de los aliados. Un camión de seis ruedas, con tracción en cuatro de ellas y suspensión independiente 6×4. Estaba propulsado por un motor Krupp M304 de cuatro cilindros refrigerado por aire con una potencia de 55 CV o 60 CV. Además, tenía un diseño relativamente avanzado y llegó a tener más de ocho configuraciones diferentes: central telefónica móvil, vehículo de mando, transporte de tropas más cañón… Su única pega es que gastaba demasiado combustible, sobre todo comparado con el camión Opel Blitz, otro de los emblemas de la Wehrmacht.

Siguiendo con los vehículos del bloque del Eje de la II Guerra Mundial, encontramos la aportación italiana con Fiat. La marca producía, además de aviones para la contienda, el Fiat 508 CM Coloniale, un vehículo ligero de enlace y reconocimiento, que aunque no tenía tracción a las cuatro ruedas, fue diseñado para su uso en los terrenos abruptos del norte de África y Etiopía. Curiosamente el modelo original se llamaba Torpedo 508, que a pesar del nombre, era un modelo civil que se presentó por primera vez en el Salón de Milán de 1932 y que después se adaptó para el uso militar bajo el nombre 508 CM y 508 CMC.

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El Fiat 508 CM.

En el frente asiático el todoterreno pequeño era de origen japonés y apareció tras la ocupación de Manchuria, a partir del año 1937, se trata del vehículo de reconocimiento Tipo 95, más conocido por su marca, Kurogane. Era un todoterreno muy compacto cubierto con una lona, con espacio para dos personas en los asientos delanteros y solo una persona en la zona trasera. Su motor de 2 cilindros en V refrigerado por aire resultaba idóneo para el frío del norte de China, durante la ocupación. Además, la ausencia de radiador eliminaba la posibilidad de congelación del circuito de refrigeración.

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El todoterreno Kurogane.

Messerschmitt, de avión de combate a escúter

Para concluir, un ejemplo de reciclaje a la inversa, ya que, al contrario de otras industrias, esta pasó de producir armamento a hacer vehículos terrestres. Messerschmitt AG, fue una empresa que producía cazas para el ejército alemán, en especial el BF 109 y el ME 262, pero después de la guerra, se lanzó a la producción del Messerschmitt KR200A, un microcoche, o más bien un escúter con cabina, de tres ruedas y dos plazas llamado Kabinenroller en Alemania.

Se fabricó de 1955 hasta 1964 y se vendieron 40.000 unidades. Además, ostenta el récord de velocidad de los vehículos de tres ruedas: 103 km/h. Su diseño es una clara herencia de las cabinas de los cazas que fabricaba la empresa anteriormente.

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