La tecnología, en ocasiones, puede convertirse en un arma de doble filo. Los rastreadores son un claro ejemplo de ellos: son prácticos para tener controlado el coche, para encontrarlo si no se recuerda dónde está aparcado e, incluso, para localizarlo si ha sido robado. Pero al mismo tiempo, pueden ser empleados con motivos poco legítimos o ilegales.
Este tipo de dispositivos funcionan gracias a la trilateración: ella determina la posición del objeto valiéndose de las señales de cuatro o más satélites. El problema es que, actualmente, los delincuentes los están aprovechando para perpetrar robos.
Airtag: robos y acoso
Su tamaño, normalmente reducido, permite esconderlos en diferentes lugares del vehículo, donde es difícil verlos a simple vista. Hay delincuentes que han depurado su técnica para colocarlos, incluso, en el interior de la carrocería gracias al despiste del propietario.
Y no solo para robos: un hombre en Reino Unido, ha sido sentenciado a prisión por el tribunal de Swansea por acoso tras utilizar un AirTag para seguir a su exnovia. El acosador se dedicó a rastrear todos sus movimientos. Al final, la exnovia consiguió descubrir el AirTag colocado en en el parachoques trasero. Y varias mujeres durante los últimos años han denunciado este tipo de acoso por parte de sus exparejas.
¿Dónde pueden esconder un localizador?
En el habitáculo, los delincuentes pueden dejar su huella debajo de los asientos, en la guantera, en el interior del techo… En los modelos más modernos, que están plagados de tecnología, el GPS puede estar integrado en los sistemas electrónicos. En el exterior, es posible que elijan sitios como el parachoques, los bajos o algún sitio seguro en el vano motor.
El truco de la tierra
Existe un sencillo método para averiguar si han ocultado un rastreador en un coche: basta con coger un puñado de tierra y esparcirla a lo largo de la carrocería. Si aparecen unos círculos, el vehículo tiene instalado uno de estos dispositivos.
En el caso del vídeo que muestra la técnica, se dibujan cinco circunferencias de arena. Al contener metales, estos se quedan pegados a los imanes que sirven de soporte para el localizador. Y es que al abrir el maletero y separar el revestimiento de la parte derecha, encuentran una pequeña caja negra: el dispositivo de rastreo.
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