Nieve, viento y temperaturas bajo cero, especialmente durante la noche. No todos los coches tienen la suerte de “dormir” en un garaje, y la mayoría soportan las duras inclemencias del invierno.
Pero no son tanques, y por ello debemos atender a una serie de aspectos que nos evitarán posibles averías y, lo que es más importante, más de un susto. Porque, ¿sabemos cómo afectan las gélidas temperaturas a nuestro coche?
Habitualmente, atendemos con cierta periodicidad al estado de los amortiguadores, de los frenos y de la batería de nuestro vehículo, pero hay que tener en cuenta que, en invierno, muchos otros componentes pueden sufrir al verse sometidos a bajas temperaturas.
Estas son las partes del vehículo que más sufren y, sobre todo, los consejos para cuidarlas y tener el coche siempre a punto.
1. LIMPIAPARABRISAS PEGADOS
No es inusual que el parabrisas del coche amanezca con una fina capa de escarcha o, incluso, con placas de hielo más contundentes. Hay que tener en cuenta que el agua del depósito del limpiaparabrisas se habrá congelado si las temperaturas han sido inferiores a cero, del mismo modo que otros líquidos específicos quedan congelados a partir de los cinco grados negativos.
Por eso, es recomendable usar una rasqueta y algún producto anticongelante para limpiar el parabrisas y, en todo caso, no activar el sistema hasta que la escarcha y las placas de hielo hayan desaparecido por completo, asegurándonos además de que las escobillas no han quedado pegadas al cristal.
2. NEUMÁTICOS SIN PRESIÓN
El frío suele hacer que pierdan presión, por lo que hay que seguirlos de cerca para evitar cualquier percance. Si no podemos contar con neumáticos de invierno, específicamente diseñados para soportar determinadas circunstancias, habrá que realizar revisiones periódicas para evitar llegar a perder el control del vehículo y, además, someter a los neumáticos a un desgaste innecesario.
3. PUERTAS ATASCADAS
Alguna mañana nos sorprenderemos al caer en la cuenta de que la cerradura se ha congelado o que los sellos de las puertas han perdido elasticidad, pero es natural. Las bajas temperaturas pasan factura a todo vehículo que descanse en la calle. Por eso, en estos meses, conviene prestarles una atención especial.
4. BATERÍA DESCARGADA
Una de las grandes damnificadas. La batería cederá parte de su capacidad y perderá potencia, llegando a dificultar el arranque. Comenzará a desarrollar su tarea con mayor dificultad a partir de los cero grados, y reducirá su potencia hasta la mitad a partir de los diez bajo cero. Por eso, y sobre todo a partir de los tres años de uso, conviene hacerle una revisión en el taller.
Y, ¿qué sucede con los eléctricos? La duración de su batería en los días más fríos puede verse reducida a la mitad debido al aumento de la fricción interna provocada por un mayor espesor del aceite de transmisión, algo que se debe tener en cuenta si no queremos quedarnos tirados.
5. LÍQUIDOS CONGELADOS
El aceite, el refrigerante… Todos corren el riesgo de verse alterados si son sometidos a las bajas temperaturas del invierno. Algunos se vuelven más viscosos y untuosos y otros, directamente, pueden congelarse, exceptuando el líquido de frenos y el combustible.
¿Qué hacer, entonces? Esperar unos minutos antes de arrancar para tener la garantía de que todos los líquidos han recuperado sus valores adecuados para conducir con seguridad.
6. FRENOS MENOS EFICACES
Conviene revisar los frenos. Conducir con climatología adversa puede llevar aparejada una mayor distancia de frenado, por lo que este sistema debe estar en perfectas condiciones para conducir en con frío.
7. LUCES DESCUIDADAS
Las horas de luz natural se ven muy reducidas en esta época, por lo que todas las luces del coche deben estar en perfecto estado, prestando atención también a los antiniebla, muy utilizados durante estos meses.
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