Este miércoles, el Congreso de los Diputados ha aprobado la Ley de Movilidad Sostenible. Esta norma declara la movilidad como un nuevo derecho de los ciudadanos, cambiará la forma de moverse… y también las etiquetas de la Dirección General de Tráfico (DGT).
Entre las novedades añadidas tras la tramitación figura, entre otros, la regulación de la movilidad sostenible al trabajo, la financiación estatal del transporte público urbano o el impulso para reducir vuelos domésticos en aquellas rutas en las que exista una alternativa ferroviaria con una duración menor de dos horas y media.
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Hay hueco, también, para las etiquetas ambientales de la DGT. La Ley de Movilidad Sostenible insta a modificarlas “teniendo en cuenta la evolución tecnológica de los vehículos para solventar las deficiencias detectadas en materia de contaminantes e incluir las emisiones de CO2 como criterio adicional”.
El actual modelo se basa en las normas Euro: estas miden las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas (PM), que son las que causan la ‘boina’ de contaminación en las ciudades. El problema es que deja fuera las de dióxido de carbono (CO2), las principales en el efecto invernadero.

¿Cuándo entrará en vigor la reforma?
Así las cosas, la Ley de Movilidad Sostenible obliga a presentar un análisis del sistema elaborado antes de un año. En él participarán los Ministerios del Interior, Transportes, Transición Ecológica y Economía. Al mismo tiempo, consultarán a las comunidades autónomas.
Ahora, el texto aprobado en el Congreso tiene que ir al Senado y regresar a la cámara baja de las Cortes Generales. En el mejor de los casos, la Ley de Movilidad Sostenible se aprobaría en noviembre: en ese momento entraría en vigor el plazo de 12 meses para elaborar dicho estudio.
Si el resultado del mismo establece que el sistema de etiquetado de la DGT necesita un cambio, valorarán cómo llevarlo a cabo. Por lo tanto, si se cumple esta hoja de ruta, la reforma entraría en vigor a finales de 2026 o principios de 2027 y no tendrá carácter retroactivo.
Cabe recordar que las etiquetas de la DGT llegaron en 2016 para discriminar positivamente a los vehículos más respetuosos con el medio ambiente. Esta es la actual clasificación:
- B: coches de gasolina de entre 2000 y 2006 y diésel de 2006 a 2013.
- C: vehículos de gasolina posteriores a 2006 y los diésel posteriores a 2014.
- Eco: híbridos y microhíbridos.
- Cero: eléctricos e híbridos enchufables con una autonomía superior a 40 kilómetros.
Los modelos con motor de gasolina previos al año 2000 y los diésel anteriores a 2006 carecen de etiqueta: son los que entran en la categoría A.
Los modelos que están en el punto de mira
La clasificación está desfasada y en junio de 2020, el Gobierno se comprometió a reformar el sistema de pegatinas de la DGT en el plazo de un año para sustituirlo por uno más adecuado. A finales de 2021, el Ministerio del Interior paró el proceso sin dar explicaciones.
Ahora, con la Ley de Movilidad Sostenible, la necesidad de llevar a cabo una nueva clasificación vuelve a estar sobre la mesa. Se da por hecho que la reforma afectará, sobre todo, a aquellos modelos categorizados como menos contaminantes de lo que, en realidad, son. En el punto de mira estarían:
- Algunos híbridos enchufables: tienen etiqueta Cero.
- Los modelos con hibridación ligera (MHEV), también conocidos como microhíbridos: llevan la pegatina Eco.
- Los que están impulsados por gas licuado del petróleo (GLP): también con la Eco.
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