Tiene una altura libre al suelo de 22 centímetros, más que la mayoría de SUV; suma tracción 4×4 permanente, más eficaz que las conectables, y pone la guinda con un cambio automático y una electrónica avanzada que le permiten superar obstáculos que dejarían atascados a la mayoría de familiares camperos modernos. El nuevo Subaru XV, la segunda entrega del turismo todocamino de la casa japonesa, ahonda en su faceta trotamundos y sorprende por sus aptitudes fuera del asfalto.
Pero también mejora su comportamiento en carretera y viajes, porque circula con mayor suavidad, gasta menos y tiene unas suspensiones muy bien equilibradas, que aportan tanto estabilidad como confort. Y así se convierte en una propuesta más completa: sigue valiendo como coche único para parejas jóvenes y ahora responde mejor en asfalto y fuera de él, lo que potencia su versatilidad de uso.
El diseño apenas varía y cuesta diferenciar al modelo nuevo del actual. Mantiene esa silueta de familiar compacto subido en suspensiones altas, un aspecto que puede gustar o no, pero que le diferencia de la mayoría de alternativas y le otorga un punto de originalidad. Y siempre estará menos visto que los Nissan Qashqai, Seat Ateca, Peugeot 3008 y los SUV comparables en tamaño.
Ya está disponible desde 21.900 euros (descuentos incluidos), con tracción 4×4, cambio automático y sistema de seguridad electrónica Eye Sight de serie, una relación entre precio y equipamiento que lo convierte en un modelo más asequible que la mayoría de rivales. Por ese dinero reúne también llantas de aleación de 17 pulgadas, climatizador, bluetooth, USB, pantalla táctil central con Apple Car Play y Android Auto y otros elementos que se espera tener en un coche del siglo XXI, como el control por voz, que, como curiosidad, hace posible cambiar la temperatura de la cabina a través de órdenes orales.
El sistema de seguridad Eye Sight consta de dos cámaras que aportan visión 3D (como en los vehículos más sofisticados) y permiten controlar tanto el entorno frontal como lateral, activando los dispositivos correspondientes cuando sea necesario: frenada automática de emergencia, control de velocidad inteligente ACC y alerta de salida del carril, entre otros.
Con 4,46 metros de longitud, la segunda entrega del XV es solo 1,5 centímetros más larga, pero la batalla o distancia entre los ejes de ruedas crece el doble y aporta mayor aplomo y espacio a bordo para los ocupantes. Atrás, por ejemplo, hay sitio para que los adultos de 1,85 metros de estatura se acomoden sin agobios. El maletero, en cambio, se mantiene casi igual (385 litros, cinco más) y puede quedarse algo justo para el uso familiar, al igual que sucedía en el XV anterior. La mayor habitabilidad se ha destinado por completo al pasaje y no a su equipaje. Puestos a pedir, se podría haber introducido una fila trasera desplazable que permitiera aumentar la capacidad de carga cuando se requiriera.
Pero la cabina presenta un avance importante que ayuda a que el balance global sea positivo, y la atmósfera a bordo, agradable: una imagen y acabados mucho más cuidados, y también modernos, que suponen un claro paso adelante frente al modelo saliente en particular y respecto a la mayoría de Subaru en general.
La madre de todos los Subaru
El nuevo XV tiene más importancia de la que puede parecer a simple vista. Primero, porque es el modelo que concentra el 40% de ventas del fabricante; segundo, porque estrena (compartida con el Impreza) la plataforma sobre la que se desarrollarán todas las próximas propuestas de la firma. Según la marca, está concebida para que supere las pruebas de seguridad de aquí hasta 2025. El XV es el Subaru más pequeño, pero, como la base es modular, puede estirarse y sustentar modelos más grandes, de 5,2 metros, por ejemplo, como alguno destinado a EE UU.
Dimensiones al margen, el chasis otorga una rigidez estructural un 70% superior, lo que beneficia el confort y el comportamiento, al mismo tiempo que reduce el balanceo de la carrocería en las curvas un 50%. Y cuenta con aspectos innovadores como que la barra estabilizadora posterior forma parte de la estructura monocasco. Al volante, todos estos cambios se traducen en una pisada más aplomada y, al mismo tiempo, también más refinada. Y en mayor sensación de solidez en el campo.
Solo se ofrecerán dos motores de gasolina, ambos asociados a cambios automáticos de tipo CVT o de variador continuo, como el de los escúteres: 1.6 de 114 CV y 2.0 de 156 CV. Y, aunque solo se ha podido conducir el segundo, es claramente la mejor opción, porque incluye levas en el volante y un modo manual, con siete velocidades prefijadas, de las que carece la caja asociada al motor 1.6.
Las sensaciones cambian mucho en función de cómo se conduzca. A ritmos sostenidos, como al viajar por autopista a 120 km/h, el XV se muestra muy cómodo y silencioso, y se conforma con consumos cercanos a los 6,9 litros de media cada 100 kilómetros que dice el registro oficial: unos 8 litros tras las pruebas según el ordenador. Y la misma sensación se obtiene en ciudad.
Sin embargo, el motor 2.0 (y suponemos que más todavía el 1.6) no anda sobrado de respuesta y, cuando se quiere adelantar o cambiar el ritmo con cierta rapidez, hay que utilizar el modo manual del cambio y estirar las revoluciones sin contemplaciones, lo que a su vez trae consigo un notable aumento de sonoridad. Y tampoco se consigue un incremento apreciable de prestaciones, más bien discreto, en parte por los largos desarrollos de transmisión de cada marcha. La buena noticia es que el consumo en estas circunstancias tampoco se dispara exageradamente y ronda los 10 litros.
Para los fanáticos del gasóleo, Subaru seguirá vendiendo el XV actual con motor diésel (2.0 de 147 CV) hasta verano de 2018 (desde 25.275 euros).
PRECIOS
Las tarifas incluyen ya todas las promociones y descuentos disponibles.
1.6 Sport: 21.900 euros
1.6 Sport Plus: 23.900
1.6 Executive: 24.900
2.0 Sport Plus: 26.200
2.0 Executive Plus: 28.200
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram