En el mundo del motor no se prodigan en exceso los vehículos puramente recreacionales. Incluso los deportivos ofrecen cierta practicidad, pero hay un reducido grupo de marcas que fabrican modelos que, básicamente, son juguetes para adultos con bastante dinero. Caterham, BAC, Polaris o Ariel son algunas de ellas, y esta última acaba de presentar su última creación, el Ariel Nomad R.
Se trata de la última evolución de un concepto centrado en el ocio que comenzó en 2003 con la llegada del Atom, una suerte de kart con estructura tubular al aire, sin carrocería y que combinaba un peso ligero y una potencia justa como para ofrecer una conducción muy divertida.
Más información
Después apareció el Nomad, que adaptaba la idea al mundo todoterreno instalando defensas inferiores y unas suspensiones de mayor recorrido. Y ahora recibe su variante más potente hasta la fecha, que además será la más exclusiva: solo van a fabricarse cinco ejemplares, cada uno con un precio de 64.500 libras (unos 71.000 euros al cambio actual).
La novedad más destacada del Ariel Nomad R es el motor, un bloque 2.0 procedente de la generación previa del Honda Civic Type R, pero convenientemente preparado para llegar hasta los 340 CV de potencia y 330 Nm de par máximo. Estas cifras sirven para marcar distancias con el Nomad de base, cuyo propulsor 2.4 tetracilíndrico se queda en 294 CV. Gracias a ello es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y de alcanzar una velocidad máxima de 195 km/h.
Parte de su buena aceleración se debe a una caja de cambios secuencial Sadev con unas transiciones entre marchas –a través de las levas del volante– realmente rápidas: 40 milisegundos para subir y 50 para bajar.
Para lidiar con el aumento de potencia se han mejorado diversos componentes, desde el sistema de tracción trasera con diferencial de deslizamiento limitado a las suspensiones con amortiguadores Bilstein, pasando por el sistema de frenos Alcon con pinzas de cuatro pistones en ambos ejes.
Sigue toda la información de EL MOTOR desde Facebook, X o Instagram